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La Reforma y la verdad eterna en el cristianismo

October 30, 2019 by Juan José Leave a Comment

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Suele repetirse comúnmente aquel dicho de antaño que reza así: “El que no conoce su historia está condenado a repetirla”. Esta frase, por sobrevalorada que pueda parecer en ocasiones, oculta una verdad muy importante para nuestros tiempos. Esta verdad es uno de los principios bíblicos y salomónicos por excelencia:

¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol. ¿Hay algo de que se puede decir: He aquí esto es nuevo? Ya fue en los siglos que nos han precedido.

Eclesiastés 1:9-10

La Reforma protestante y los fundamentos de la fe

El 31 de octubre de 1517, el fraile agustino Martín Lutero clavó en Wittenberg sus 95 tesis, evento que, según la mayoría de los historiadores, dio origen a la Reforma protestante. Este evento fue de fundamental importancia para los cristianos de todo el mundo y de todos los tiempos, puesto que la Reforma se propuso como un intento de purificar y desechar aquellos elementos de la Iglesia católico-romana que estaban presentes en la tradición y que contradecían a las Escrituras. De igual forma, en concordancia con la cultura renacentista, se buscó volver al origen del cristianismo antiguo desde las fuentes (la Biblia). 

Fue durante la Reforma protestante que los grandes temas de la gracia y la salvación se fraguaron entre los reformadores. Son los tiempos de Lutero, Zuinglio, Calvino, Cranmer, etc. Las cinco solas fueron afirmadas por varios de los reformadores. En este contexto, se afirmó la doctrina de la justificación (imputada) y salvación última por la gracia (sola gratia) en Cristo (solus Christus) a través de la fe (sola fide); se reafirmó a la Biblia como la única fuente de conocimiento divino genuinamente autoritativo de suyo (sola Scriptura). Y, finalmente, se afirmó la soberanía del Dios trino sobre la salvación para su gloria (Soli Deo Gloria). Estos fueron algunos de los temas que catapultaron el estudio más profundo sobre las Escrituras. ¿Acaso no es eso lo que estamos buscando? ¿No queremos que entender más a Dios y a su Palabra?

La importancia de la historia y la tradición de la Iglesia de Cristo

Si queremos comprender la totalidad del mensaje de Cristo, hacemos un disfavor a nuestra cultura y la Iglesia cuando negamos nuestras raíces históricas. Más bien, es válido negar principios establecidos en el pasado por otros hermanos (si éstos están en contra de las Escrituras), pero sólo podemos afirmar que éstos se han equivocado si conocemos lo que han dicho. El decir que no necesitamos estudiar a aquellos hermanos que nos precedieron es negar la unidad y universalidad del cuerpo de Cristo a lo largo de la historia (Cf. Efesios 4). Sería un error creer que hermanos del pasado tan devotos y fervientes en su fe como nosotros (o más) ya no tienen nada que enseñarnos. El que no conoce los errores del pasado, puede repetirse fácilmente. 

Recuerdo en una ocasión que escuchaba al Dr. R.C. Sproul hablar sobre la tradición de la Iglesia. Él decía que, aunque lo único autoritario, en sentido estricto, es la Biblia, es sumamente vital estudiar la tradición de la Iglesia en su totalidad. Si uno, después de haber estudiado las Escrituras, dice algo que no se ha dicho en más de 2000 años de Iglesia, ¿que es más probable: que la persona que dijo esta novedad está en lo correcto y que todos los cristianos que lo precedieron estén mal o que el que dijo esta novedad está mal? Si una persona dice algo que ha sido considerado como herejía por casi 2000 años por la mayoría de los cristianos, ¿qué es más probable: que el que lo dijo esté mal o que la comunidad de creyentes que lo precedieron (Iglesia) estén mal? De nuevo, es necesario recordar que la autoridad, en última instancia, se encuentra en las Sagradas Escrituras. Sin embargo, también hay que recordar que el Espíritu Santo ha estado guiando su Iglesia a lo largo de la historia.

Conclusión

Como tiende a ser el caso, la conclusión es estudiar e invertir mucho para glorificar al Dios trino con nuestro estudio (Rom. 12:1-2) y extender su reino (Mt. 6:10). En primer lugar, hay que estudiar la Biblia con todas nuestras fuerzas y todos los recursos y herramientas a nuestra disposición (Cf. Jn. 5:39-47). Esto incluye comentarios, diccionarios, recursos exegéticos, el Software Bíblico Logos, manuales, etc. En segundo lugar, hay que estudiar con aquellos que han estudiado las Escrituras más que nosotros (tanto en el presente como en el pasado), puesto que, aunque el estudio de la Biblia debe ser individual, Dios definitivamente también instituyó maestros para la edificación de su Iglesia universal a lo largo de la historia (Cf. 1 Cor. 12:28; Ef. 4:11-12). Finalmente, creo firmemente que, a aquellos a los que Dios nos ha llamado a enseñar a su Iglesia, Dios nos ha llamado también a invertir tanto tiempo como recursos económicos para el estudio de su mensaje, aunque a veces implique hacer ciertos sacrificios (Mt. 13:44). 


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Predicación Expositiva: Una necesidad Actual que trasciende

September 5, 2019 by Juan José 2 Comments

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El tipo de sermón que mejor transmite el poder de la autoridad divina es la predicación expositiva.


Haddon W. Robbinson

¿Cuántas veces no hemos escuchado sermones u homilías en los que la exposición no tiene absolutamente nada que ver con el mensaje del Evangelio? En una ocasión escuché a un pastor decir que ciertas imágenes del Apocalipsis podían estarse refiriendo a extraterrestres, misiles y helicópteros. Este tipo de mensaje puede llegar ser muy impactante para nuestros oídos modernos, siempre atentos a cualquier tipo de cuasi-sensacionalismo que excite el interés y agite el aburrimiento cultural que es tan patente nuestras vidas. El problema es que, si Dios no está en nuestros mensajes, este interés se pierde casi simultáneamente. Por otro lado, durante tiempos de elecciones no es poco común escuchar ciertos sermones con tendencias políticas muy claras, basadas en versículos cuyo contexto y propósito era muy distinto del que se usa para este tipo de sermones. ¿Esto debería acontecer en las predicaciones y sermones? Haddon Robinson encapsula muy bien este tipo de eventos:


El hombre que está en el púlpito enfrenta la apremiante tentación de entregar un mensaje diferente al de las Escrituras, un sistema político (de derecha o de izquierda), una teoría económica, una nueva filosofía religiosa, antiguos títulos religiosos, una tendencia sicológica. Puede proclamar cualquier cosa con un tono de voz solemne, después de cantar los himnos. Pero si no predica las Escrituras, pierde su autoridad. Ya no confronta a sus oyentes con la Palabra de Dios, sino con la del hombre. Por eso es que mucha de la predicación moderna no produce otra cosa que un gran bostezo. Dios no está en ella.


Haddon Robinson

Este tipo de actitudes deben ser combatidas por los pastores y laicos mejor preparados, para que no se olvide que sólo es a través de la predicación atinada y expositiva que el Mensaje de la cruz será efectivo en el corazón de todos.

Definición de predicación expositiva

Si se quiere combatir este tipo de situación descrita arriba, es menester llevar a cabo una predicación expositiva. Para poder hacer una predicación expositiva, se debe saber primeramente qué significa hacer un sermón de forma expositiva. El profesor Robbinson define magistralmente la predicación expositiva de la siguiente forma:


La predicación expositiva es la comunicación de un concepto bíblico, derivado de, y transmitido por medio de, un estudio histórico, gramatical y literario de cierto pasaje en su contexto, que el Espíritu Santo aplica, primero, a la personalidad y la experiencia del predicador, y luego, a través de este, a sus oyentes.

Haddon Robinson

Principios clave de la predicación expositiva

Debido al poco espacio que tengo para exponer este tema, me limitaré a señalar algunos puntos clave y pasos para la predicación expositiva de forma muy sucinta, particularmente aquellos señalados por Robbinson. 


1) El pensamiento del escritor bíblico determina la sustancia del sermón expositivo. Este principio explícita la importancia de explicar las Escrituras desde las mismas Escrituras. No es correcto imponer nuestras propias categorías al texto bíblico, puesto que, si lo hiciéramos, no estaríamos permitiendo al autor mismo hablarnos (y por ende a Dios). Por lo tanto, el pasaje debe gobernar al sermón, no el sermón al pasaje.
2) El expositor bíblico debe procurar entender la Biblia y comunicar su mensaje al nivel de las ideas, no al nivel de palabras aisladas. En muchas ocasiones, los pastores se enfocan tanto en la definición o en la etimología de una palabra que pierden el punto principal del texto. Si bien es cierto que se debe estudiar con detenimientos las palabras del texto original, no debemos perder de vista que la palabra misma nunca debe tener más énfasis que todo el contexto.
3) La autoridad de la predicación no yace en el predicador sino en el texto bíblico mismo. El predicador debe llevar las herramientas exegéticas y hermenéuticas a la gente para que ellos mismos comprueben el mensaje de la Biblia.
4) Antes de que un hombre proclame el mensaje bíblico a otros, éste debe vivirlo. En la Antigüedad, se señalaban tres partes principales de la retórica: el ethos, el pathos y el logos. Por un lado, el pathos tiene que ver con la audiencia que recibe el mensaje y la connotación del público al que se le habla. Por ejemplo, no es lo mismo predicar en un lugar donde tal vez la gente no esté tan bien educada que en la ONU. Por otro lado, el logos es el mensaje mismo, el cual es inalterable (simplemente el mensaje no cambia). Por consiguiente, independientemente de si se predica en un pueblo pequeño o en la ONU, el mensaje del Evangelio será el mismo. Finalmente, lo que nos interesa señalar aquí es el ethos, es decir, el carácter de la persona que predica. En otras palabras, uno puede predicar un mensaje fantástico. Sin embargo, si este mensaje no es vivido por aquel que lo predica, probablemente carecerá de credibilidad. Por tanto, es menester que el pastor sea congruente en su obrar y en su dicho.
5) El mensaje debe hablar a la vida real de las personas. En otras palabras, como dice Robbinson, “si el sermón no tiene que ver mucho con ese mundo, la gente se preguntará si en realidad tendrá alguna utilidad.”  Las personas allá afuera pierden trabajos, tienen deudas, crisis existenciales, falta de fe, pruebas en su matrimonio y falta de sentido en general. Los sermones expositivos carecerán de utilidad, a no ser que estas características de la vida de las personas sean tomadas en cuenta.

Haddon Robinson

Conclusión: La necesidad de la predicación expositiva

Dadas las razones expuestas anteriormente, es indiscutible la necesidad de la predicación expositiva. Si bien es cierto que el Espíritu Santo puede obrar en múltiples maneras, pese a las fallas del expositor o predicador, esto no debe excusar al cristiano al que Dios ha llamado para llevar su mensaje a la Iglesia. Al contrario, esto debe ser un punto que nos exhorte a ir y preparar con más denuedo y detenimiento nuestros sermones para que le den la gloria y honra a Dios, al único al que es digno de recibir toda alabanza y adoración por los siglos de los siglos. Amén.

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Biografías Legendarias

July 16, 2019 by Juan José Leave a Comment

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Cuando llegamos a los relatos de la resurrección encontramos el corazón del mensaje cristiano. El Jesús histórico, el maestro y predicador de la Galilea, cobra dimensión nueva. Las interpretaciones teológicas abundan, las reflexiones espirituales aumentan, y la creatividad literaria llega a su expresión máxima. Y como los episodios que se incluyen en torno al evento de la resurrección de Cristo transmiten valores éticos, enseñanzas espirituales y principios morales de tan grande significación e importancia, debemos proceder con gran cautela metodológica y con sobriedad exegética.

–Samuel Pagán

¿Alguna vez te has preguntado qué sería poder vivir en el tiempo de David, Pablo o incluso el mismísimo Señor Jesucristo? ¿Qué sería conocerlos en persona? Por supuesto que podríamos argumentar que, por lo menos, al Señor Jesucristo lo conocemos cada día más en nuestros devocionales y oraciones.

Ahora bien, el modo de conocerlo por antonomasia es a través de las Escrituras mismas que hablan a viva voz sobre el carácter, bondad, sabiduría y genialidad de nuestro Señor Jesucristo. No obstante, en muchas ocasiones, nos olvidamos de que Jesucristo, como una buena parte de los personajes bíblicos, fue un personaje histórico, de carne y hueso, que vivió como uno de nosotros, sintió hambre como nosotros, sintió sed como nosotros, se cansó como nosotros, sufría como nosotros y reía como nosotros (Fil 2:6-8). Lo mismo ocurre con David y Pablo. Tal vez, algunas veces, podemos “espiritualizar” tanto a los personajes de las Sagradas Escrituras que nos olvidamos de que vivieron en carne propia muchas de nuestras batallas.

Por las razones expuestas anteriormente, entre otras, es vital poder estudiar con detenimiento las grandes historias de los personajes de la Biblia, a la luz del material biográfico recopilado por grandes maestros de la fe, pues nos dan aliento y fortaleza en tiempos de dificultad; nos dan luz y testimonio de qué hacer durante las pruebas; nos da paz de ver la providencia de Dios en la vida de sus hijos; y nos dan esperanza de que Dios siempre cumple sus promesas por amor de su Palabra, y nos santifica además en la misma, pues su palabra es Verdad (Jn 17:17).

Por ende, a todo cristiano interesado en comprender más profundamente la verdad reflejada en la vida de sus siervos, y que busque sabiduría a través del ejemplo de los grandes hombres que nos precedieron, yo recomendaría vehementemente estudiar las biografías de estos grandes personajes.

Un excelente recurso para hacer esto de forma seria y sistemática

La Colección biografías bíblicas CLIE (3 vols.), la cual es una exposición extremadamente interesante y bien documentada de la vida del rey David, el apóstol Pablo y el Señor Jesucristo, realizada por dos teólogos y eruditos bíblicos del más alto calibre: Samuel Pagán y F.F. Bruce. A través de cada uno de estos tomos podrás entender mucho más profusamente el contexto histórico, social, cultural y religioso que envolvía a cada uno de estos grandes de la fe cristiana:

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La Biblia, los comentarios y los maestros

July 10, 2019 by Juan José Leave a Comment

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Una vez fui a una conferencia bíblica que fue de muchísima bendición para mí. En esta conferencia aprendí bastante y conocí personas muy amables, que amaban al Señor y reflejaban su carácter en buena medida. Sin embargo, cuando les estaba explicando qué era el Software Bíblico Logos, y les comenté que éste me permitía acceder a una cantidad muy impresionante de comentarios bíblicos. Para mi sorpresa, muchos de estos creyentes, que reflejaban el carácter de Cristo tan intensamente, no tenían una idea de a qué me refería, por lo cual tuve la oportunidad de explicarles que un comentario bíblico es, grosso modo, un análisis (realizado por eruditos bíblicos) exegético, hermenéutico, histórico y contextual de los pasajes contenidos en las Escrituras. Ahora bien, mientras que probablemente es más importante vivir una vida cristiana abundante en santidad que ser un intelectual sabelotodo, es mi firme convicción que no podemos dejar de lado el estudio arduo y apasionado de las Escrituras y la teología. En otras palabras, el cristiano tiene tanto el deber de estudiar a profundidad como el deber de ponerlo en práctica para que su santidad, por gracia de Dios, pueda ir en aumento.

Comentario Bíblico

Ahora bien, con relación a la parte teórica e intelectual de la vida cristiana, un comentario bíblico bien cimentado puede traer iluminación profunda y una potente aplicación a la vida del seguidor de Jesucristo. Un comentario que a veces ha sido ignorado por algunos clientes es el Comentario de la Biblia Nueva Jerusalén. Este comentario ha sido escrito por eruditos y exegetas bíblicos del más alto calibre, lo cual se manifiesta en la lectura de esta magna obra. El comentario analiza múltiples libros de las Escrituras, haciendo especial énfasis en la exposición sistemática del contexto en el que vivía el pueblo de Dios en un determinado tiempo, su literatura, sus costumbres y su historia en general. De igual forma, este libro hace un análisis—a veces implícito y otras veces explícito—de los idiomas originales en los que la Biblia se escribió, con el fin de profundizar más en el entendimiento de lo que los autores inspirados quisieron decir en su contexto histórico y lingüístico.

Conclusiones

Por lo tanto, cualquiera que guste del aprendizaje más profundo—ya sea para utilidad personal o la utilidad del ministerio o la iglesia en la que uno ministra, debería comprar este comentario bíblico para analizar con mayor profundidad la Palabra de Dios. ¿Acaso uno no puede simplemente leer la Biblia sin más? ¿Acaso Martín Lutero no argumentó a favor de la interpretación privada y personal? Sí, estos cuestionamientos son totalmente válidos. Es decir, es completamente cierto que cada quien puede leer las Escrituras y, con la ayuda del Espíritu Santo, entender el mensaje básico de salvación. Esta es la doctrina de antaño de la perspicuidad de las Escrituras. No obstante, también es muy importante señalar lo que Pablo afirma en la epístola a los efesios:

Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, 12a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, 13hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. (Ef. 4:11-13, énfasis mío)[1]

En otras palabras, mientras que todos podemos leer la Biblia, Dios, en su infinita gracia y misericordia, nos ha dado maestros que nos muestran con más profundidad lo que las Escrituras enseñan claramente.

El Comentario de la Biblia Nueva Jerusalén (20 vols.) es uno de estos ejemplos. Exhorto a todo creyente serio a que obtenga este recurso, pues será para la edificación de la Iglesia de Cristo:


[1] Reina Valera Revisada (1960) (Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998), Ef 4.11–13.

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Conoce al Jesús influyente

April 15, 2019 by Juan José Leave a Comment

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Al margen de lo que pueda creerse o pensarse acerca de él, Jesús de Nazaret ha sido la figura dominante de la historia y la cultura occidental durante casi veinte siglos

Jaroslav Pelikan

Durante la semana santa es necesario llevar a cabo, de forma autoconsciente y con mayor énfasis, un ejercicio de reflexión que debiese ser una característica constante en la vida de todo cristiano, a saber, la meditación sobre la persona de Jesucristo.

Si bien es cierto que en la iglesia frecuentemente escuchamos, analizamos e intentamos poner en práctica las palabras y enseñanzas de nuestro Señor, es interesante que no siempre analizamos las implicaciones sociales y éticas que Jesucristo ha tenido en la historia de la humanidad con su doctrina.

John Stott y Cristo el Incomparable

En este sentido, me parece que John Stott en su libro Cristo, el incomparable(Clic Aquí para obtener con un descuento especial), en la parte tres, realiza una análisis incisivo y extraordinario del impacto que Cristo y el cristianismo han tenido en el mundo, que comúnmente se denomina “secular”.

Particularmente, me parece sumamente interesante leer la influencia que nuestro Señor Jesús tuvo sobre hombres de gran calibre en la historia de las reformas sociales como Leo Tolstoi, Mahatma Gandhi y Martin Luther King Jr. A continuación, me permitiré realizar un resumen sucinto de los elementos más significativos:

Cuando Stott analiza el Sermón del Monte y la influencia que éste a tenido en los tres hombres ya mencionados, es increíble constatar cuán poderosa es la Palabra de Dios y cómo ésta cambia vidas, perspectivas y corazones. En primer lugar, se nos dice que Leo Tolstoi fue un joven disoluto y libertino, el cual, más tarde, dedicó su vida a escribir. Podemos recordar novelas como Ana Karenina y Guerra y paz, las cuales son consideradas obras clásicas de la literatura universal. Sin embargo, también escribió obras como las Confesiones (no las de San Agustín de Hipona), donde relata cómo la lectura continua del Sermón del Monte le abrió los ojos de tal forma que pudo comprender que Jesús llamaba a sus seguidores a la no-resistencia.

En segundo lugar, Stott describe al “padre de la India moderna”, Mahatma Gandhi. Después de estudiar derecho en Londres y ser molestado por su color de piel, regresó a India para dirigir una campaña de desobediencia civil que traería libertad al pueblo indio, basándose, en alguna medida, en las Sagradas Escrituras.

En tercer y último lugar, Stott analiza la enseñanza de Martin Luther King, Jr., el cual, a diferencia de los otros dos entendió con mucha mayor claridad las Escrituras. Así Stott señala atinadamente lo siguiente:

Nuestro mayor desacuerdo con Tolstoi y Gandhi no ha de ser, sin embargo, el poco realismo de su posición, sino su falta de apoyo bíblico. No podemos interpretar el mandamiento de Jesús a no resistir al malo como una prohibición absoluta del uso de la fuerza (que incluye a la policía), a no ser que queramos decir que la Biblia se contradice a sí misma y que los apóstoles malinterpretaron a Jesús. El Nuevo Testamento enseña (por ejemplo, en Romanos 13) que el Estado tiene una autoridad delegada por Dios para castigar al delincuente; es decir, para “resistir al que es malo” y forzarle a pagar la sanción debida a su delito. No obstante, esta verdad no puede tergiversarse para justificar la violencia institucionalizada de los regímenes opresores, sino tan sólo “la fuerza mínima necesaria” para arrestar a los malhechores y llevarlos ante la justicia.
Queda claro, pues, que el deber del Estado es muy distinto del que tiene el individuo. En Romanos 12:17, se le dice al individuo que no pague “a nadie mal por mal” (sin duda, haciéndose eco de “no resistáis al que es malo”) y que no se vengue bajo ningún concepto, sino que deje lugar a la ira de Dios, porque está escrito: “Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor.” En otras palabras, castigar es una prerrogativa de Dios que él ejerce mediante los tribunales, como Pablo sigue diciendo en Romanos 13:4; de modo que la autoridad debidamente establecida “es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo”. Esto no es incompatible con la enseñanza y conducta de Jesús, quien se negó resueltamente a vengarse para encomendar su causa a “aquel que juzga justamente” (1 Pedro 1:23). Para resumir esta antítesis, Jesús no estaba prohibiendo la correcta administración de la justicia, sino el que cada uno se tomara la justicia por su mano; en su lugar, hemos de amar a nuestros enemigos y desterrar por completo toda malicia y venganza. Como se ha dicho a menudo, el camino del diablo es devolver mal por bien, el mundo devuelve bien por bien y mal por mal, mientras que el camino de Cristo radica en vencer el mal con el bien (Romanos 12:21).
Martin Luther King Jr. entendió perfectamente esta distinción. Luther King aprendió tanto de Gandhi como éste lo había hecho de Tolstoi, aunque creo que Luther entendió mejor que ninguno de los dos la enseñanza de Jesús. Luther King fue fundador de la Southern Christian Leadership Conference (Conferencia de Dirigentes Cristianos del Sur), se comprometió con la no-violencia y dirigió la famosa marcha hacia Washington en 1963, que fue seguida en los dos años siguientes por la aprobación de leyes contra la segregación (Civil Rights Acts). De modo que, por un lado, reconoció a menudo su deuda con el Sermón del Monte, mientras que, por el otro, asumía también la necesidad de promulgar leyes que se pudieran aplicar con efectividad, para que algún día la discriminación racial quedara proscrita.
Uno de los sermones más elocuentes de King titulado “Amar a tus Enemigos”, fue escrito en una cárcel de Georgia. En él explica cómo “el odio multiplica el odio… en una espiral descendente de destrucción”, convirtiéndose en algo “tan perjudicial para la persona que odia” como para su víctima. Sin embargo, el amor “es la única fuerza capaz de convertir a un enemigo en amigo”. Continuó aplicando este principio a la crisis racial de los Estados Unidos. Durante más de tres siglos, los afro-americanos habían sufrido opresión, frustración y discriminación. Pero King y sus colaboradores estaban decididos a “enfrentarse al odio con amor”. De este modo, ganarían tanto su libertad como a sus opresores, “y nuestra victoria será doble”

John Stott

Reflexión

En este sentido, es menester hacer una reflexión de lo que hizo Cristo en la sociedad y en la historia, lo cual indubitablemente tendrá un impacto poderosísimo en nuestras vidas. Recordemos que Cristo nuestro Señor vivió y murió por nosotros. Este Dios-hombre puede y seguirá impactando cada una de nuestras vidas a nivel personal, social, político y económico.

¡Capacítate!

Hemos descontado este excelente recurso del renombrado Teólogo John Stott en donde podrás conocer más de este tema y profundizar en la persona de Cristo.

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Hacer o no hacer…esa es la cuestión (Parte 3)

January 24, 2019 by Juan José Leave a Comment

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El problema de la frase en cuestión es que cuando el cristianismo no es una religión, deja de ser la relación exclusiva que debe ser. Él no es solo tu amigo y tu padre: Él es el rey del universo, el guerrero poderoso, quien merece no solo tu cariño y agradecimiento, sino tu reverencia, asombro, y humillación. El cristianismo no es una religión más; es la única verdadera religión.

-Gabriel Reyes-Ordeix[1]

¿Cuántas veces has escuchado que el cristianismo no es una religión sino “una relación personal con Cristo”? Yo lo he escuchado muchas veces. Sin embargo, uno debe cuestionarse sobre la veracidad de tal afirmación. Para hacer eso, es menester llevar a cabo dos tareas: entender cuál es la naturaleza constitutiva del cristianismo y determinar cuál es el significado concreto de la palabra religión, o bien, si es posible determinarlo fácilmente. Partamos primero de la segunda tarea, a saber, trataremos de dar una definición de “religión.” La RAE da cinco definiciones con respecto a la religión, pero es interesante notar que una de las definiciones que da es “Obligación de conciencia, cumplimiento de un deber.” Cabe señalar que la palabra religión viene del latín religio, palabra que implica una ligazón a algo o a alguien. Ésta, a su vez, viene del verbo religare, que significa juntar. Entonces, una religión a groso modo es, para nuestros propósitos, algo que crea obligación en una persona [2]. Además, se entiende que una religión implica ciertos dogmas de fe que se comparten con una comunidad. Así podemos resumir nuestra definición como Fe + Acción vinculante = Religión. Por lo tanto, una religión es un conjunto de creencias básicas sobre algún elemento trascendental, de las cuales se desprenden ciertas obligaciones. Es curioso que inclusive algunas traducciones de la Biblia, como la RVR60, hacen uso de la palabra religión: “Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana” (Santiago 1:26). ¿Es la religión mala? Si el cristianismo es religión, no veo razón alguna para pensar esto.

Ahora bien, podemos hacer la pregunta de si el cristianismo involucra los elementos constitutivos básicos de una religión. ¿El cristianismo tiene dogmas claros y establecidos? Me parece que la respuesta obvia es que sí. Esto puede constatarse en los Credos de la iglesia y las distintas Confesiones de Fe que han sido promulgadas por los cristianos. Asimismo, es menester preguntarse si el cristiano tiene alguna obligación. A tal cuestionamiento, indubitablemente respondemos ¡SÍ! El cristiano tiene el deber de amar
a sus prójimos (Mt. 22:39; Mr. 12:28-34; Deut. 6:5), también tiene el deber de amar a Dios por sobre todas las cosas (Marcos 12:28-34). Parece que el amor es una palabra que constituye, en alguna medida, la esencia del cristianismo. Sin embargo, cuando nos detenemos un momento a analizar el amor, parece que éste implica necesariamente acciones (Rom. 13:8). Así, una vez que las verdades teológicas y trascendentales se vuelven un objeto adquirido de nuestro intelecto, será imposible permanecer igual que antes de haberlas obtenido (Rom. 12:1-2). Dicho de otra manera, una vez que nuestro intelecto adquiere el conocimiento de lo que el Señor quiere de nosotros, nuestra voluntad (habiendo sido transformada por la gracia santificadora de Cristo) está capacitada para actuar; así Dios pone en nosotros tanto el querer como el hacer (Fil. 2:13).

A modo de conclusión, y para resumir esta serie de tres partes. El cristiano está llamado a tres cosas:

1) preparar su corazón en humildad para el servicio en la iglesia,

2) estudiar diligentemente para el entendimiento de las grandes verdades del cristianismo,

3) vivir una vida religiosa, en el sentido de estar vinculando nuestra fe con nuestros actos, pues el que tiene fe, pero no tiene obras que lo demuestren, difícilmente podrá llamarse cristiano (St. 2:18).

Tomemos el reto de prepararnos, estudiar y vivir para gloria y honra de Cristo Jesús, nuestro Serñor.


[1] https://www.coalicionporelevangelio.org/articulo/cristianismo-relacion-no-religion-cierto/

[2] Es interesante notar lo que dice el Diccionario de teología: El gran número de definiciones, frecuentemente de carácter contradictorio, que se encuentran en las discusiones modernas de la religión, sugieren que es imposible para los estudiosos formular una que sea generalmente aceptable. La confusa discusión de este problema en la obra de J.H. Leuba, God or Man?…apenas sugiere la diversidad de definiciones ofrecidas.

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Flujos de Estudio (Mi experiencia personal)

January 22, 2019 by Juan José Leave a Comment

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Como la mayoría de las personas, tengo múltiples responsabilidades: trabajo, familia, amigos, escuela y estudios, ministerios que atender, etc. Sin embargo, también me encanta estudiar la Biblia y material teológico relevante. Ahora bien, pese a que trabajo con el Software Bíblico Logos casi todos los días, no me canso de ver y aprender todas las nuevas funciones que Logos tiene para uno como usuario. Cuando me siento a hacer estudios para compartir con otros, es interesantísimo ver cómo Logos me facilita las cosas de una forma asombrosa. Esto ha sido acentuado con los Flujos de estudio.

A primera vista, ésta puede parecer una función de alcance limitado. No obstante, conforme la uso, me voy dando más y más cuenta de su genuina utilidad para con el usuario (en este caso yo). Así que pensé que una breve descripción de cómo utilizo yo el Flujo de estudio, podría llegar a parecerle interesante a aquellos que aún no se han animado a probar esta útil herramienta. El usar esta función, en mi caso, consta de 7 pasos muy sencillos que Logos 8 me ha enseñado:

Paso #1: Entrar a Logos > Ir a Guías > Flujos de estudio: devocional

Paso #2: Introducir la referencia

En mi caso, escribí “La religión falsa e inútil.” Después de haber hecho esto, presioné Enter.

Paso #3: Conocer y Leer cada paso

Una vez hecho esto, normalmente hago precisamente lo que me dice Logos que haga, a saber, preparar mi corazón para ver qué me quiere decir Dios el día de hoy.

Paso #4: Tomar nota de mis aprendizajes

Me he acostumbrado a leer el pasaje con detenimiento y resalto una frase que me parece interesante, a primera vista con la Herramienta de Resaltado o Notas (clic aquí para mirar un blog acerca de Notas). En este caso, el pasaje es Jeremías 7:1-5.

Paso #5: Meditar

Medito en el pasaje y subrayo otra porción del capítulo que me parece importante. Para muchos de nosotros en Occidente, el término “meditar” suena un poco raro. Sin embargo, cuando entendemos que, en este caso, sólo significa pensar detenidamente sobre el tema que estamos leyendo y sus implicaciones prácticas, todo tiene un poco más de sentido. Esta tarea se vuelve mucho más fácil gracias a las preguntas que Logos plantea directamente para mí. Si bien no necesariamente tienen que ser las únicas preguntas que plantee, son definitivamente un excelente inicio.

Específicamente este pasaje es extremadamente interesante. Me recuerda inmediatamente a Santiago 1:26-27, que habla de la religión sin mancha, la verdadera religión y las obras dignas de esa religión (no para justicia, sino para santificación y gloria del Señor).

Paso #6: Orar

Por mí y por los otros, para que el Señor me permita aplicar esto que acabo de leer en mi vida. Es sumamente importante recordar estar agradecidos con el Señor por su bondad y misericordia para conmigo, puesto que constantemente fallo en muchas áreas de mi vida.

Paso #7: Compartir con otros

Una vez que he leído, pensado, meditado y orado, no cabe otra cosa que compartir los tesoros que me enseñó hoy el Señor. Sabemos que hoy en día, muchas personas están constantemente en las redes sociales mucho más tiempo de lo que pasan leyendo sus Biblias y teniendo devocionales. Por lo tanto, si el Señor puede utilizar mi devocional para bendecir a otros a través de las redes sociales, que así sea:



Doy gracias a Dios por Logos y todas sus recursos y funciones, incluyendo los Flujos de estudio, pues permite realizar estudios con mucha más fluidez y profundidad.

***

Flujos de estudio es una función exclusiva de la nueva versión Logos 8. Conoce tu precio personalizado para obtener Logos 8 ingresando con tu usuario y contraseña en este enlace. ¡Aprovecha el descuento de lanzamiento antes de que termine!

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Pensar o No Pensar…Esa es la cuestión (parte 2)

January 17, 2019 by Juan José 3 Comments

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La fe es una confianza razonada, una confianza que cuenta por entero en que Dios es digno de confianza…Así, pues, la fe y el pensamiento van juntos; es imposible creer sin pensar.[1]

-John Stott

¿Pensar o no pensar? Es interesante reflexionar sobre esta pregunta. De hecho, es una pregunta extraña, puesto que suscita una pregunta posterior. ¿Es posible no pensar? Parece que la respuesta, a primera vista, sería que no. Justo sobre esa base fue Descartes el que afirmó que la primera intuición que uno tenía en la mente es la del pensamiento.[1] Por otro lado, es interesante notar lo que el famoso teólogo John Stott señaló en su momento, a saber, que el clima de nuestra sociedad actual es un clima anti-intelectual impresionantemente marcado. Según Stott, hoy en día sólo se buscan respuestas rápidas y pragmáticas.[2] La nueva generación está tan acostumbrada a obtener en internet todo de manera tan sencilla y rápida que ya no se estudia sistemáticamente; ya no se piensa profusamente sobre los problemas últimos que apremian al ser humano; las respuestas disponibles por la cultura se imponen al sujeto, en términos de aquello que es “políticamente correcto” y aquello que, en muchas ocasiones, va directamente en contra de los principios de Cristo y las Escrituras.

Tomando estas consideraciones iniciales como punto de partida, es menester realizar la pregunta de si se puede hacer algo al respecto. ¿Cómo puedo yo cambiar este clima anti-intelectual en el que el cristiano vive? Permítaseme sugerir que el Señor nos da algunos parámetros iniciales en las Sagradas Escrituras de cómo conducir nuestra vida intelectual, la cual, en consecuencia, generará un cambio cultural que permitirá la progresiva evangelización de la sociedad (1 Cor. 15:25). Esto es así debido a que, en el pasado, la gente tenía problemas con aceptar a Jesucristo como la Verdad última de la realidad (Jn. 14:6), no porque no creyesen las personas en la verdad, sino porque no creían que Jesucristo y su mensaje fueran la verdad. Sin embargo, en nuestra era, se tiene que entender que en el evangelismo debe tomar una visión muy distinta, puesto que, en nuestro tiempo, la gente sigue sin aceptar que Jesucristo sea la verdad. Pero ahora nos enfrentamos a un problema distinto, pues ¡la razón de su rechazo de Jesucristo como la verdad es que hoy por hoy ya no se cree que haya tal cosa como la verdad! Aquel que no entienda esto ahora tendrá que entenderlo en algún punto de su ministerio si quiere conectar con la cultura adecuadamente. Por ende, permítaseme presentar un breve esbozo de dos principios bíblicos a recordar, junto con algunos consejos prácticos.

En primer lugar, no estudiar con esmero y dedicación no parece ser una opción para el cristiano (Prov. 3:13, 4:5, 15:14; Hch. 17:11; 1 Tim. 4:13; Jn. 5:39). Pablo nos dice que tenemos que renovar nuestra mente y no conformarla a este mundo (Rom. 12:2). Ahora bien, la única manera de hacer eso es estando en contacto constante con la Verdad que no cambia y en la que “no hay mudanza ni sombra de variación” (Jn. 14:6; St. 1:17). También debemos recordar que somos un cuerpo orgánico, que no sólo incluye a los cristianos que viven actualmente, sino que también incluye a aquellos hombres de Dios que estudiaron diligentemente la palabra del Señor en su tiempo, gente como Calvino, Warfield, Lutero, Agustín, Melanchtón, e incluso Tomás de Aquino. De la misma forma, sería absurdo negar toda la sabiduría que está en los antiguos credos y confesiones de fe eclesiásticos, desde Nicea y Calcedonia hasta los documentos de Westminster y los 39 Artículos. Si bien es cierto que no todo lo que estudiemos será adecuara por completo a las Escrituras, el Señor Jesucristo va providencialmente iluminando más a su iglesia, y sería ingenuo creer que no aprovechará el estudio de gente que ha amado a Dios tanto como nosotros mismos.

En segundo lugar, una vez habiendo adquirido conocimiento, será menester levantarse y enseñar, tanto con ejemplo de vida como con la Palabra, aquella Verdad que el mundo no conoce aún. Por eso, se nos manda a todos los cristianos a defender la fe contra cualquier argumento que se levante en contra de la Verdad (1 Pet. 3:15; 2 Cor. 10:5). En un mundo relativista, es imprescindible que defendamos la Verdad como algo que tiene una realidad más allá de la opinión individual o social, recordando que el Señor no es un Dios de relativismo, sino la Realidad Última y Absoluta (Isa.5:20-25).  Por ende, estemos preparados para razonar con el no-creyente (Isa.1:18). Para hacer eso, es necesario que cada uno de nosotros piense seriamente en las implicaciones de su cosmovisión una vez habiendo percibido la esencia de la realidad (la Verdad).

Para poder ser de impacto por causa del Reino, será de suma importancia. ¿Pensar o no pensar?

¡Pensar!


[1] Stott, John. Creer Es También Pensar: La Importancia de La Mente En La Vida Del Cristiano. Ed. Adriana Powell. Trans. Adam F. Sosa. 4th Ed. Buenos Aires: Certeza Argentina, 2005, p.p. 44-45.

[1] El famoso dictum cartesiano “Cogito, ergo sum” justamente implica que el pensamiento y la existencia se unifican en uno solo acto de ser. Por ende, esta es una intuición inmediata, la cual no debe entenderse como una conclusión basada en premisas; más bien, se tiene que entender la afirmación cartesiana como un primer principio del razonamiento. Cf. Dellutri, Salvador, and Ezequiel Dellutri. La Aventura Del Pensamiento: Una Introducción Al Fascinante Mundo de La Filosofía Occidental. Miami, FL: Editorial Unilit; Logoi. Inc., 2002, p. 131.

[2] Hoy en día predomina el espíritu del anti-intelectualismo. El mundo moderno estimula el pragmatismo. La primera pregunta acerca de cualquier idea no es: ‘¿Es verdad?’ sino: ‘¿Da resultado?’ Los jóvenes tienden a ser activistas, sostenedores de una causa. Rara vez averiguan con seriedad si esa causa es un fin digno de preocuparse o si su acción es el mejor medio para lograrlo. Un estudiante australiano estaba en Suecia cuando oyó que había estallado una protesta estudiantil en su universidad. Se retorcía las manos, consternado. ‘Ojalá estuviera allá,’ exclamó. ‘Hubiera estado en la lucha. ¿Cuál es el motivo de la protesta?’ ¡Este joven tenía entusiasmo sin conocimiento! Cf. Stott, John. Creer Es También Pensar: La Importancia de La Mente En La Vida Del Cristiano. Ed. Adriana Powell. Trans. Adam F. Sosa. 4th Ed. Buenos Aires: Certeza Argentina, 2005.


[1] Stott, John. Creer Es También Pensar: La Importancia de La Mente En La Vida Del Cristiano. Ed. Adriana Powell. Trans. Adam F. Sosa. 4th Ed. Buenos Aires: Certeza Argentina, 2005, p.p. 44-45.

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Estudiar o No Estudiar…Esa es la cuestión

January 8, 2019 by Juan José 3 Comments

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“Ser ignorantes y simples ahora—no ser capaces de enfrentar al enemigo en su propio terreno—sería lanzar nuestras armas al suelo, y traicionar a nuestros hermanos ineducados, los cuales no tienen, fuera de Dios, ninguna otra defensa, sino nosotros, en contra de los ataques intelectuales de los paganos. La buena filosofía debe de existir, sino por otra razón, porque la mala filosofía necesita contestarse. El intelecto frio debe trabajar no sólo con el intelecto del otro lado, sino también contra el misticismo pagano difuso que niega el intelecto en su totalidad”[1]

-C.S. Lewis

Para algunas personas, la educación de alto calibre es una obligación, puesto que las ideas filosóficas, científicas y teológicas—por más abstractas y elevadas que puedan parecer de primera instancia—tienen consecuencias sumamente prácticas. Esto me parece que es enteramente cierto para los eruditos cristianos de cualquier disciplina. Sin embargo, en el caso de los pastores protestantes es clara su imperante necesidad. Así como uno no llevaría a su hijo a un doctor “que una vez tomó un curso de medicina”, puesto que nos preocupa el estado de salud de nuestro hijo demasiado como para dejarlo en manos de alguien sin preparación, tampoco deberíamos dejar a nuestros pastores sin preparación, porque éstos cuidan la “salud espiritual” de muchos congregantes. Inevitablemente llega la pregunta: ¿Se debería estudiar teología a profundidad o no? Hay algunas cifras que deberíamos considerar:

-Hay aproximadamente 2.2 millones de iglesias evangélicas alrededor del mundo.

-El 85% de estas iglesias están dirigidas por pastores con poca o ninguna formación teológica.

-Se estima que menos del 10% de los pastores tienen un diploma en teología.

-Mientras que en Estados Unidos por cada pastor formalmente entrenado hay 230 personas, en la ventana 10-40 hay un pastor formalmente capacitado por cada 450,000 personas. Se estima que, si es verdad que el promedio de personas que se convierten a Cristo diariamente es de 174,000 personas, entonces se necesitaría tener aproximadamente 1,000 pastores diarios.[1]

Algunos pueden pensar que estos datos son triviales, pero a mí me parece que los datos son alarmantes, si consideramos que muchos pastores, por desgracia, tienden a no mantener una constante práctica de lectura en áreas relacionadas con la Biblia y la dogmática bíblica (hermenéutica, historia del cristianismo, filosofía de la religión, ética, antropología teológica, consejería bíblica, psicología pastoral, escatología, etc.). Si bien es cierto que Dios capacita a sus obreros, también es importante que el obrero cristiano, particularmente el pastor—que no esté en situaciones precarias o de persecución o que su vida esté en riesgo—, se dedique fielmente al estudio disciplinado de las Escrituras, junto con el estudio de herramientas teológicas y filosóficas que le serán fundamentales para la vocación a la que Dios les ha llamada. Si Dios nos ha llamado, no dejemos de estudiar y prepararnos (Mat. 9:37-38)

¡Te ayudamos a crecer!

En este inicio de año, estaremos dando algunos consejos que creemos que le serán útiles a aquellos que desean llevar un estudio sistemático de los grandes temas de la fe. Que el Señor nos de fuerza, sabiduría y diligencia en este nuevo año, para poder servirle con toda nuestra alma, nuestro cuerpo, nuestra mente y todas nuestras fuerzas (Deut 6:5; Mar 12:30; Rom 12:1-2).


[1] To be ignorant and simple now—not to be able to meet the enemies on their own ground—would be to throw down our weapons, and to betray our uneducated brethren who have, under God, no defence but us against the intellectual attacks of the heathen. Good philosophy must exist, if for no other reason, because bad philosophy needs to be answered. The cool intellect must work not only against cool intellect on the other side, but against the muddy heathen mysticisms which deny intellect altogether. (Traducción mía) Cf. Lewis, C. S., “Learning in War-Time” en The Weight of Glory: And Other Addresses. New York: HarperOne, 2001, p. 58.

[1] https://www.acontecercristiano.net/2013/09/mayoria-de-iglesias-evangelicas-estan.html

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CUANDO EL SEÑOR NOS LLAMA

December 23, 2018 by Juan José 2 Comments

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«Entonces María dijo: “He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a su palabra.” Y el ángel se fue de su presencia»

-Lucas 1:38

Cuando el ángel del Señor se le apareció a María, ella estaba por demás turbada. Es decir, ella se preguntaba de qué tipo de aparición se trataba ésta. Fue justo esa la razón por la que le dijo el ángel del Señor que no temiese (Lucas 1:30). Sin embargo, una vez que se dio cuenta María de que Dios mismo es el que la estaba llamando, ella se dispuso a servir al Señor, replicando «He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a su palabra». En muchas ocasiones, nos encontramos con distintas pruebas a lo largo del camino, y no todos los cristianos optan por seguir adelante, en virtud de éstas. Esta situación me recuerda a Flexible, en la famosa alegoría cristiana El progreso del peregrino por John Bunyan, el cual habiendo escuchado sobre la vida eterna decide acompañar a Cristiano en su camino, hasta que, llegando al lodo difícil de atravesar, éste decide retirarse y abandona la oportunidad de acercarse a la salvación eterna.

A lo largo del Antiguo Testamento, vemos cómo aquellos a los que el Señor llamó respondieron de forma similar. Isaías dijo: «Heme aquí, envíame a mí» (Isaías 6:8). También, cuando Samuel fue llamado de noche, éste dijo: «Habla, porque tu siervo oye» (1 Samuel 3:10). Saulo de Tarso, después de haber sido cegado por el Señor, dijo: «Señor, ¿qué quieres que yo haga?» (Hechos 9:6). De igual forma, María estaba respondiendo obedientemente. El «He aquí» de María significa: «aquí estoy», «sí», «úsame», «estoy dispuesta». Esta situación ejemplifica muy bien una máxima importante en la vida cristiana, a saber, la actitud es más importante que los talentos. Mientras que Dios dota de talentos a distintas personas en su iglesia para que le puedan servir, Dios usa en sus planes a creyentes voluntarios, a los que están dispuestos a seguir adelante, incluso si es difícil. María es un excelente de esto. Ella entendía que su vida le pertenecía al Señor: la palabra griega para sierva es δούλη (doúle), lo cual significa literalmente «esclava». Es decir, ella se sabía “esclava” de un “Señor” (Κύριος); estaba en una relación amo-siervo. Y es esta disposición de dejar que Dios la utilizara de esta manera la que manifiesta que era aceptable al Señor.

Indubitablemente, el ejemplo de María es un ejemplo que debemos seguir. Prestemos atención a aquellas al llamado santo del Señor. Si el nos aparta para una tarea especial, hay que poder decir, como María y los profetas de antaño, “He aquí tu siervo.” En esta Navidad, no olvidemos que el Señor nos ha apartado desde antes de la fundación del mundo para buenas obras (Ef. 2:10). Que el Dios trino nos de la sabiduría para seguir su llamado en esta vida.

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