Respiraba lentamente mientras que, al mismo tiempo y paradójicamente, mi corazón latía rápidamente; todo daba vueltas a mi alrededor en una lúcida noche, que de otra forma hubiera un panorámico deleite visual, sentía que el paro cardiaco era inevitable, no sabía si la muerte o la vida serías victoriosas sobre mí. La nausea me hacía querer estar dormido o en un mejor lugar. Yo sabía que pensaba cosas que no podían ser, pero ¿qué tal si…?
Como yo, muchas personas han experimentado la ansiedad. La ansiedad es un estado anímico en el que la persona entra en modo pelear o escapar (fight or flight). Si bien este es un estado fisiológico, también es un estado mental. Junto con el pecado, la ansiedad no es fácil de tratar. Es decir, es difícil poder salirse de un estado de ansiedad. Si bien debemos tener en cuenta que hay situaciones que requieren ayuda profesional adicional, en general hay un tipo de ansiedad al cual todos tendemos, a saber, la ansiedad por lo porvenir. Jesús nos dijo que no nos preocupáramos en exceso por las cosas de mañana (Mat. 6:26), también se nos dice que nuestro futuro está en las manos del Señor (Sant. 4:15). Por estas razones, tenemos que ser muy cuidadosos de no preocuparnos en exceso por las cosas que vendrán en el futuro, especialmente si no son relevantes para el avance del Reino de Dios.
Tenemos que aprender a confiar plenamente en la voluntad de Dios para nuestras vidas. En teoría, muchos lo sabemos. Pero, en la práctica, es increíble la cantidad de veces que parece que vivimos un ateísmo práctico, como si Dios no estuviera presente controlando y sosteniendo el cosmos con sus manos poderosas. Así Jay Adams nos dice claramente que tenemos que vivir el hoy para el Señor. Él dice lo siguiente:
Si has puesto en manos de Dios tus mejores planes, puedes dirigir tu atención a otra cosa que no sea mañana. Ya no tienes que afligirte sobre el futuro, y puedes dirigir tus esfuerzos, tus energías y todo lo que tienes hacia hoy. Esta es la llave que cierra la puerta a la angustia, y abre la puerta de la paz: concéntrate en hoy.[1]
Es necesario que dejemos nuestras cargas en Cristo. Debemos comenzar a esperar lo inesperado, y a crecer en fe de manera práctica. Si Dios es Dios, nuestros planes no van a evitar que su voluntad se lleve a cabo en toda su plenitud. ¿Acaso el querer controlar todo no es signo de querer ser como Dios? Recordemos constantemente quién es nuestro Dios, a quién servimos, y porqué no pueden sus planes perecer.
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[1] Adams, J. (2011). Cómo vencer las preocupaciones (pp. 17–18). Guadalupe, Costa Rica: CLIR.
Alejandro Arteraga says
August 1, 2018 at 3:39 pminteresante meditacion creo que hay un punto especial en todo esto saber como hijo De Dios que mi vida y cada aspecto de ella esta en las manos del Todopoderoso. Felicidades por esta meditación.