La Nueva Versión Internacional (NVI) es una de las traducciones más destacadas y ampliamente utilizadas en el mundo hispanohablante. Sin embargo, pocas personas conocen los detalles sobre el esfuerzo monumental que se realizó para llevar esta obra a las manos de millones de creyentes. Desde sus inicios hasta su culminación, la NVI representa un ejemplo de excelencia académica, cooperación global y un compromiso profundo con la Palabra de Dios.
El nacimiento de un proyecto ambicioso
La historia de la NVI comienza en 1979 con la publicación de su primera edición en español: el Nuevo Testamento. Esta traducción estaba basada en la célebre New International Version (NIV), una versión en inglés que había revolucionado el panorama de las traducciones bíblicas al desplazar a la histórica King James Version como la preferida entre muchos cristianos de habla inglesa. La NVI en español logró una difusión significativa en América Latina durante los años ochenta, lo que motivó la idea de expandir la traducción para incluir el Antiguo Testamento y ofrecer así una Biblia completa.
Sin embargo, el equipo detrás de la NVI decidió emprender un camino más ambicioso: crear una traducción completamente nueva desde los idiomas originales, el hebreo y el griego. Este enfoque no solo garantizaba mayor fidelidad al texto bíblico, sino que también aseguraba que la versión final respondiera a las necesidades lingüísticas y culturales de los lectores hispanohablantes. Fue entonces cuando se formó el Comité de Traducción de la Biblia (CTB), liderado por figuras destacadas como el Dr. C. René Padilla y el Dr. Luciano Jaramillo, entre otros.
Un equipo de expertos al servicio de Dios y su Palabra
El éxito de la NVI no habría sido posible sin el esfuerzo de un equipo interdisciplinario compuesto por teólogos, lingüistas, pastores y académicos de renombre. Cada miembro aportó su experiencia en áreas específicas para garantizar que la traducción no solo fuera fiel a los textos originales, sino también accesible y relevante para el lector contemporáneo.
Entre los principales colaboradores se destacan:
- Dr. Esteban Voth, experto en Biblia hebrea e historia del Cercano Oriente, quien lideró gran parte del trabajo en el Antiguo Testamento.
- Lic. Alfredo Tépox, reconocido lingüista y traductor, con amplia experiencia en la versión Dios Habla Hoy.
- Dr. Moisés Silva, destacado académico del Nuevo Testamento, cuya labor fue esencial para la traducción de los evangelios y las epístolas.
Además, el equipo contó con la colaboración del Dr. Ronald F. Youngblood, un veterano en la traducción de la NIV al inglés, y otros eruditos como el Dr. Mariano Ávila y el Dr. Edesio Sánchez Cetina. Cada miembro no solo contribuyó con sus conocimientos técnicos, sino también con su pasión por hacer que la Palabra de Dios fuera entendida y aplicada por todos.
Uno de los aspectos que diferenció a la NVI de otras traducciones fue el uso avanzado de tecnología. En una época en la que el uso de computadoras no era tan común como hoy, el CTB se apoyó en herramientas tecnológicas para agilizar el proceso de traducción y garantizar un alto nivel de precisión.
El Lic. Carlos Rey Stewart desempeñó un papel clave en este ámbito. Con su experiencia en informática y su profundo conocimiento del español, desarrolló sistemas que facilitaron la revisión y edición del texto. Su trabajo no solo aceleró el proceso, sino que también estableció un estándar para futuras traducciones.
El compromiso con la excelencia lingüística y exegética
La NVI se distingue por su fidelidad a los idiomas originales y su claridad en español. Este equilibrio se logró gracias a la interacción constante entre los traductores, los revisores exegéticos y los lingüistas. Entre los revisores exegéticos que garantizaron la precisión teológica del texto se encontraban el Dr. Cosme Damián Vivas, el Dr. Carlos Villanueva y la Dra. Raquel Echevarría. Por otro lado, lingüistas como Nohemí y Lydia Pagán trabajaron para que la traducción fluyera naturalmente en español, sin perder la riqueza del texto original.
La Comisión de Estilo, formada por escritores de renombre como el Dr. Emilio Antonio Núñez y el Dr. Samuel Escobar, también jugó un papel crucial. Su tarea era garantizar que la NVI no solo fuera teológicamente sólida, sino también literariamente hermosa.
Desde su publicación, la NVI se ha convertido en una herramienta invaluable para pastores, líderes y creyentes en general. Su claridad y precisión la han hecho ideal para la enseñanza, la predicación y el estudio personal. Además, su enfoque en el español contemporáneo ha permitido que personas de diferentes trasfondos puedan entender y aplicar la Palabra de Dios en sus vidas.
La NVI también ha jugado un papel importante en la unidad del cuerpo de Cristo. Al ser una traducción producida por un equipo interdisciplinario e interdenominacional, refleja un compromiso con la verdad bíblica que trasciende las diferencias doctrinales.
La NVI no es solo una traducción de la Biblia; es el fruto de décadas de esfuerzo, dedicación y oración por parte de hombres y mujeres comprometidos con la Palabra de Dios. Cada versículo, cada palabra, refleja un amor profundo por las Escrituras y un deseo ferviente de que más personas puedan conocer y experimentar la verdad transformadora del evangelio.
Hoy, la NVI sigue cumpliendo su propósito de llevar la luz de la Palabra de Dios a millones de personas en el mundo hispanohablante. Al leerla, recordemos el arduo trabajo detrás de sus páginas y la gracia de Dios que hizo posible este proyecto. Que esta traducción siga siendo una herramienta poderosa para edificar la iglesia y llevar esperanza a un mundo necesitado.
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