¿Tiene algún sentido estudiar teología en nuestros días? ¿Acaso no es suficiente con leer nuestras Biblias todos los días? Hay personas que afirman que aman a Jesucristo, y que eso es suficiente para ellos. Para ellos, no es necesario estudiar teología con profundidad, porque, en lugar de ayudar—ellos afirman—sólo confunde y divide a la gente que ya conoció la verdad del Evangelio. ¡Un momento! ¿Verdad del Evangelio? ¿Cuál es esa verdad del Evangelio de la cual estamos hablando? ¿Cuáles son las cosas mínimas que toda persona debe creer para que se pueda afirmar que se conoce la “verdad del evangelio? Indudablemente, el ejercicio teológico no se puede llevar a cabo sin un estudio meticuloso de la Biblia. Sin embargo, toda persona que estudie las Escrituras a profundidad se dará cuente de dos cosas muy importantes. En primer lugar, la Palabra de Dios no es fácilmente entendible en algunos aspectos. Hay ocasiones en las que estamos limitados por nuestro bagaje cultural, social y lingüístico, y para poder entender lo que se dice, a veces se necesita ayuda. En segundo lugar, es menester comprender que esa ayuda que necesitamos Dios mismo la provee en forma de maestros de la iglesia (Ef. 4:11).
Ahora bien, el Dr. Erickson considera que hay por lo menos tres razones fundamentales para que uno se adentre al estudio profundo de la teología. En primer lugar, se nos informa que la teología es vital porque las creencias doctrinales que sostengamos son importantes para la relación del creyente y Dios. Esto significa que yo no me puedo relacionar con Jesucristo de la manera adecuada si no afirmo tanto su deidad como su humanidad, puesto que, si dejo de lado alguno de esos aspectos, el Cristo con el que me estoy relacionado no es el real, sino una ilusión de mi mente. Por eso era tan importante para los apóstoles que entendiéramos que Jesucristo vino en carne, siendo Dios (Jn. 1:1-3; 1 Jn. 4:2-3). En segundo lugar, la teología es importante porque la experiencia humana está estrechamente relacionada con la verdad. Una persona que se para frente a un autobús en movimiento puede gritar, “¡Estoy bien! ¡No me ha pasado nada!” Sin embargo, tarde o temprano la realidad misma lo golpeará en la cara (junto con el autobús). De la misma forma, podemos mantener doctrinas falsas, pero la realidad eventualmente llegará a nosotros “por las buenas por las malas”. Finalmente, la tercera razón que establece Erickson para estudiar teología es el hecho de que hoy en día vivimos en una cultura pluralista y multicultural, en donde la verdad es cada vez más difícil de vislumbrar. No obstante, la mejor opción no es estudiar todas las falsas cosmovisiones para poder encontrar la verdad. Más bien, tenemos que aprender lo verdadero, para que, cuando encontremos lo falso, seamos capaces de discernir. Erickson lo pone en los siguientes términos:
Así, debemos dejar de lado nuestra apatía y excusas para no estudiar con profundidad la teología y la palabra de Dios. La batalla por la verdad se lucha todos los días en la mente de la gente. Estemos preparados para hacer frente a la falsedad al estudiar la verdad.
¡DANDO PASOS!
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[1] Erickson, M. J. (2008). Teología sistemática. (J. Haley, Ed., B. Fernández, Trad.) (Segunda Edición, p. 31). Viladecavalls, Barcelona: Editorial Clie.
José A. Rivera says
August 11, 2018 at 1:08 pm¡Excelente! Un punto más, creo, podemos añadir: La teología nos proporciona los puntos de referencias que necesitamos para determinar lo que es correcto de lo que no lo es. Vivimos sumergidos en un relativismo extremo en el cual todo punto de referencia sobre la verdad se ha difuminado en el entorno. Sin embargo, como bien señala R. C. Sproul en su breve pero sustancioso escrito: Cómo defender su fe, tanto la ley de no contradicción como el principio de identidad deshacen todo relativismo desde su propia base.