Cuando leemos a los autores de la Biblia, inspirados por el Espíritu Santo, para escribir temas relacionados con el corazón, ¿qué se nos viene a la mente? Veamos, por ejemplo, Jeremías 17:9-10: “Más engañoso que todo es el corazón, y sin remedio; ¿Quién lo comprenderá? »Yo, el Señor, escudriño el corazón, pruebo los pensamientos”.
En este pasaje bíblico, encontramos una verdad profundamente arraigada: la naturaleza del corazón humano es caída, compleja y enigmática. Sin embargo, a menudo en nuestros estudios teológicos nos enfocamos en una comprensión intelectual de Dios, sin reflexionar sobre cómo este conocimiento debería impactar nuestros corazones.
Cuando observamos el ministerio de Jesús, podemos apreciar cómo a menudo su camino se cruzaba con los fariseos, escribas y saduceos, quienes eran formidables estudiosos de la ley. A menudo, Jesús desafiaba a los líderes religiosos de su tiempo, quienes tenían un profundo conocimiento teológico, pero carecían de una verdadera transformación en sus corazones.
Actualmente, podemos vislumbrar la misma escena dentro de nuestras iglesias o seminarios, donde hay gran cantidad de creyentes que aman a Dios, le buscan a través de su Palabra y la estudian con ahínco; sin embargo, la Palabra no ha transformado su corazón. Cabe recordar siempre que el conocimiento intelectual acerca de Dios no es suficiente si no va acompañado de una transformación del corazón.
Aunado a esto, ¿cuántas veces aparece la palabra corazón en la Biblia? Al menos 944 ocasiones en 876 versículos. Dios nos está mostrando a través de su Palabra el papel tan importante que tiene el corazón para la redención y transformación del creyente. Y, sin embargo, a veces es el área más inexplorada de la teología.
Como cristianos, deseamos entender los misterios de Dios, conocer su persona y su obra, pero hoy nos dice: “Dame, hijo mío, tu corazón…” (Pr. 23:26); “guárdalo porque de él brotan manantiales” (Pr. 4:23); “circuncídalo, no seas más terco” (Dt. 10:16); “observa dónde está tu tesoro pues ahí está también tu corazón” (Lc. 12:34), y “contempla si por tu fe, Cristo habita ahí” (Ef. 3:17).
Tony Segar, director de Logos Español, cuenta con una larga trayectoria ministerial, y subraya en su libro, Teología del corazón, la importancia de que la Palabra de Dios no solo sea estudiada intelectualmente, sino que también penetre y transforme el corazón de los creyentes.
Este libro nos llevará a una exploración profunda del corazón a través de las Escrituras, para comprender cómo la dureza de un corazón puede ser transformada en el escenario idóneo para un encuentro íntimo con Dios.
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