¿Qué creen?, nos acaba de llegar el último volumen que faltaba traducir de los 5 que abarcan la Teología Sistemática de Vos, y está para chuparse los dedos mentales. Nuestro apasionado agradecimiento a Rubén Gomez quien ha realizado una traducción a la altura de esta magna obra.
El quinto volumen concluye aproximadamente 1300 páginas de teología tratando los temas de la Eclesiología, los medios de Gracia y la Escatología. La porción de escatología es proporcionalmente más breve que los otros dos temas. No obstante presenta el concepto de que la era actual y la venidera no existen separadas sino sobrepuestas, verdad que desarrolla en plenitud en su último libro Escatología Paulina, un volúmen al que le hemos dado importancia a traducir en el futuro.
Los dejo con un extracto de la diferencia entre la sinagoga y la iglesia que alumbra la comprensión entre estos dos conceptos.
Y, por favor, si tu todavía no te anotas en esta pre-publicación, ¡hazlo ahora!, pues hemos enviado la obra a producción y en cuanto se termine, termina también el descuento.
¿Existe algún contraste con la asamblea de los judíos en la palabra ekklēsia?
Sí, algunas veces en el Nuevo Testamento el término ekklēsia también aparece en referencia a la iglesia judía; por ejemplo, “Este es aquel [Moisés] que estuvo en la congregación en el desierto” (Hechos 7:38). Pero aquí echa la vista atrás a la antigua iglesia israelita. Por otro lado, en relación con la presente asamblea judía se suele utilizar synagōgē: “Y cuando se despidió la synagōgē” (Hechos 13:43). En antítesis, en una sola ocasión la reunión de creyentes cristianos se llama synagōgē: “Si un hombre con un anillo de oro en su dedo entra en vuestra congregación” (Sant 2:2). Pero esas son excepciones. Por norma general, la reunión de judíos y de cristianos se contraponen como “sinagoga” e “iglesia”, respectivamente.
Así pues, debe de ser significativo que el Señor y sus apóstoles se abstuvieran de usar el término synagōgē y recurrieran a una palabra que, aun siendo plenamente bíblica, había caído cada vez más en desuso por parte de los judíos. Había varias razones por las que los judíos hacían uso de synagōgē. Para ellos, la palabra ekklēsia tenía un sabor pagano.
Por otra parte, la palabra synagōgē era la habitual en la ley de Moisés. Dado que el judaísmo postexílico pensaba que debía centrarse en guardar la ley con el empeño de todos sus poderes y, en consecuencia, había degenerado en un judaísmo legalista de santidad por obras, sin duda debía darle preferencia a este término de la ley. Cuando tomamos esto en consideración, entonces la elección de ekklēsia por parte del Señor adquiere un sentido más profundo. Él eligió una palabra que trasciende el significado legalista de Israel, que apunta al llamamiento de Dios, que hace que uno piense de nuevo en el llamamiento de Israel, que así sitúa desde el principio la dispensación del Nuevo Testamento del pacto de gracia sobre una base que ya no se limita a una sola nación; véase Hechos 2:39: (a) Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y (b) para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.
Con esto no quiere decirse que las sinagogas de los judíos estuvieran fuera del círculo de la dispensación veterotestamentaria del pacto. Claramente esto no era así. Cristo mismo fue a las sinagogas; más tarde los apóstoles encontraron un punto de contacto para su labor misionera en las sinagogas. No rompieron la línea del ministerio del pacto, ni siquiera después de la resurrección del Señor y del derramamiento del Espíritu Santo.
Aquí no hay que perder de vista una cosa. La sinagoga de los judíos no era una congregación exclusivamente religiosa en todas partes. Los judíos de la Diáspora evidentemente carecían de poder civil, y cuando se reunían lo hacían como comunidad religiosa. Este fue el caso incluso en Palestina, en todos aquellos lugares en los que había una población mixta. Hubo, sin embargo, muchos lugares donde coincidieron el gobierno civil de los ancianos y la administración de la sinagoga. Por lo tanto, en tales casos, a pesar de la abolición del estado judío, la identificación veterotestamentaria entre el estado y la iglesia continuó. También en este sentido, el concepto de iglesia se habría convertido en una antítesis de la sinagoga.
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