No tendré el derecho de participar en la reconstrucción de la vida cristiana en Alemania después de la Guerra si no comparto las pruebas de este tiempo con mi pueblo.
Dietrich Bonhoeffer
La mañana antes del 9 de abril de 1945, Dietrich Bonhoeffer, acusado de conspirar contra el régimen nazi, fue ejecutado. Testimonios de quienes lo vieron en sus últimos momentos nos han llegado hasta ahora. El médico encargado de su última revisión, por ejemplo, señala: “los prisioneros… fueron sacados de sus celdas y les leyeron el veredicto de la corte marcial. A través de la puerta entreabierta de una de las celdas, pude ver al pastor Bonhoeffer arrodillado para orar fervientemente a Dios. Me sentí profundamente conmovido por la forma en que este hombre amable oraba, tan devoto y seguro de que Dios escuchaba su oración. Delante de la horca también elevó una oración y recorrió los escalones, valiente y sereno. Su muerte ocurrió en cuestión de segundos, pero en los más de 50 años de ejercicio profesional como doctor, nunca he visto a un hombre morir de manera tan enteramente sometida a la voluntad de Dios”.
Bonhoeffer, un verdadero intelectual formado en una de las escuelas de pensamiento más importantes de Europa y que se perfilaba para ser de los grandes nuevos teólogos del protestantismo alemán, escribió la última parte de su obra entre cárceles, donde también pudo compartir el evangelio con prisioneros de diversos orígenes. Famoso sobre todo por su férrea oposición al régimen nazi, su biografía es increíblemente peculiar y apasionante, al grado de hacernos sospechar que es parte de alguna película de acción; sin embargo, cuando leemos su obra nos encontramos con un hombre estudioso, honesto y apasionado por Dios que seguramente nunca imaginó que su historia, sus valientes decisiones y su integridad inspirarían a muchas personas luego de su muerte.
Personalmente, cada vez que vuelvo a la historia de Dietriech Bonhoeffer, termino preguntándome qué haría yo en sus zapatos. Qué decisiones tomaría, cuánto soportaría en su lugar. Porque si algo queda claro en sus escritos es que, en sus fuerzas, él era tan incapaz de reaccionar heroicamente como lo seríamos nosotros, las personas normales. Fortalecido por la Fe, trató de ser congruente con sus principios morales y con la convicción de que la Gracia de Dios es un regalo activo, que debe tener como fruto acciones de amor evidentes.
Pienso que los personajes más extraordinarios de la historia no son aquellos que parecen estar sobrecalificados para acciones sobresalientes, sino quienes, pese a debilidades y carencias, demuestran entereza y carácter ante las pruebas. La Biblia está llena de hombres y mujeres de diferentes extractos y personalidades que ilustran esta idea. En algunos relatos vemos el desastre que una mala decisión o la falta de carácter pueden desatar: acciones sencillas como comer una fruta o elegir un camino que de un momento a otro transforman la historia de la humanidad, o bien, decisiones sostenidas a lo largo de generaciones que terminan en el exilio de un pueblo durante siglos. En otros, vemos a personas de carne y hueso realizando labores extraordinarias con la ayuda de Dios. Personas con debilidades evidentes haciendo cosas inimaginables.
La historia de Nehemías, por ejemplo, nos muestra a un personaje que, como Bonhoeffer, pudo haber tomado la decisión de no involucrarse en la crisis de su país y acaso enviar una ofrenda y buenos deseos para sus hermanos en dificultades. En cambio, tal y como sucedió con el ministro alemán, el copero del Rey se comprometió al grado de poner en riesgo trabajo, relaciones y hasta su propia vida. Conocer los principios que motivaron a estos personajes nos puede permitir aprender de ellos para estar mejor preparados cuando llegue nuestro día de prueba.
En el libro “Nehemías, un comentario pastoral y exegético”, integrante de la Suite Pastoral, podemos analizar las situaciones que vivió Nehemías y aprender de los principios que lo guiaron, mediante una perspectiva profunda y rica, con un tono y lenguaje cercanos y atractivos. Te invito a que conozcas este y otros recursos de la Suite y te sigas preparando para las cosas extraordinarias que nuestro Dios ha preparado para ti.
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