La Pascua es una de las celebraciones más importantes del cristianismo. Es una época del año que se celebra en todo el mundo con diferentes tradiciones y costumbres.
En América del Norte y Europa, la Pascua se celebra con la tradicional caza de huevos de Pascua. Los huevos se decoran con colores brillantes y se esconden en el jardín o en la casa para que los niños los encuentren. Esta tradición se remonta a la antigua costumbre de los cristianos ortodoxos de Europa del Este de regalar huevos rojos durante la Pascua.
En algunas otras regiones del mundo es una temporada vacacional y mucha gente aprovecha el tiempo libre para descansar, ir a la playa, convivir con la familia, ver la gran cantidad de películas e historias que se televisan sobre la muerte y crucifixión de nuestro Señor, etc.
Y no me mal entiendas, yo mismo disfrutaré tener unos días libres y amo ver películas como la pasión de Cristo pasando en televisión abierta, pero, más allá de las fiestas, vacaciones, y películas, la Pascua tiene (o debería tener) un significado profundo y espiritual. En este artículo, exploramos la historia y el verdadero significado de la Pascua.
Historia de la Pascua
La Pascua se remonta a la época de Moisés, cuando el pueblo hebreo estaba esclavizado en Egipto. En el libro de Éxodo podemos ver que Dios envió a Moisés, un hebreo que había sido criado en el palacio del faraón y que había huido al desierto despues de asesinar a un egipcio para liberar a su pueblo de la esclavitud y llevarlos a la Tierra Prometida. (Éxodo 3:7-10).
Esta no era una tarea sencilla, esencialmente Moisés debía pararse delante del hombre más poderoso de su época, faraón, y pedirle que dejara libre a toda su fuerza laboral. El libro de Éxodo nos muestra que Dios habló a través de las palabras de Moises e hizo grandes señales por su mano, sin embargo, el faraón endureció su corazón y como consecuencia Dios envió una serie de plagas como el agua convertida en sangre o una invasión masiva de ranas en todas partes a Egipto. Estas plagas son descritas en los capítulos 7-11 del libro de Éxodo.
A pesar de estas plagas, el corazón del faraón se endureció cada vez más y a pesar del caos que las plagas trajeron en el reino y en su pueblo, él se negó a escuchar la voz de Dios y obedecer. Finalmente, Dios envió una última plaga: la muerte de todos los primogénitos.
En Éxodo 11 podemos leer:
4 Y Moisés dijo: «Así dice el Señor: “Como a medianoche Yo pasaré por toda la tierra de Egipto, 5 y morirá todo primogénito en la tierra de Egipto, desde el primogénito de Faraón que se sienta en su trono, hasta el primogénito de la sierva que está detrás del molino; también todo primogénito del ganado. 6 Y habrá gran clamor en toda la tierra de Egipto, como nunca antes lo ha habido y como nunca más lo habrá. 7 Pero a ninguno de los israelitas ni siquiera un perro le ladrará, ni a hombre ni a animal, para que ustedes entiendan cómo el Señor hace distinción entre Egipto e Israel”. – Éxodo 11:4-7 (NBLA)
Las Escrituras nos muestran que el corazón de Dios siempre ha estado interesado en cuidar a los suyos, por esto, para evitar que los hijos de los hebreos murieran a causa del espíritu de Dios que recorrería el campamento, el pueblo fue instruido a marcar las puertas de sus casas con la sangre de un cordero que había de ser sacrificado. (Éxodo 12:2)
Gracias a esta marca de sangre Dios pasaría por encima de esas casas y salvaría a sus hijos. Desde entonces Dios había dejado en la historia una fotografía perfecta de su hermoso plan de redención: el sacrificio de un cordero inocente traería salvación al pueblo.
Después de esta plaga, el faraón accedió a dejar ir al pueblo, aunque después cambió de opinión, pero esa es otra historia. Hasta aquí, quedémonos con el sacrificio del cordero.
El verdadero significado de la Pascua
Como se dijo al principio, hoy en día la Pascua se celebra en todo el mundo a través de distintas tradiciones, en realidad es mucho más que eso, es una fiesta solemne que representa la esperanza y la renovación que tenemos en nuestro Señor. Es un recordatorio de la muerte y resurrección de Jesucristo, lo cual es el fundamento de nuestra fe.
La Pascua simboliza la idea de un nuevo comienzo, ya que representa la oportunidad de dejar atrás la esclavitud de Egipto y comenzar de nuevo, es más que una época de vacaciones, o búsqueda de huevos de chocolate debería ser un momento de reflexión, agradecimiento y oración, así como una oportunidad para compartir la alegría de la resurrección de Cristo.
En 1 Corintios 5, el apóstol Pablo escribe:
Limpien la levadura vieja para que sean masa nueva, así como lo son en realidad sin levadura. Porque aun Cristo, nuestra Pascua, ha sido sacrificado. 8 Por tanto, celebremos la fiesta no con la levadura vieja, ni con la levadura de malicia y maldad, sino con panes sin levadura de sinceridad y de verdad.
En este pasaje, Pablo exhorta a los corintios a deshacerse de la vieja levadura, es decir, el pecado y la inmoralidad, en el que antes vivían esclavos como el pueblo hebreo vivió esclavo en Egipto, para que puedan ser una nueva masa sin levadura. Pablo llama a los corintios a vivir en pureza y santidad tomando como motivación la obra redentora de Jesucristo, quien es nuestra pascua, el cordero inocente que al morir nos trajo vida.
Así como la sangre de aquel cordero de Éxodo 12 cubría las casas de los hebreos, el sacrificio de Jesús cubre nuestro corazón hoy. Así como en aquellos días el espíritu de Dios “pasó por alto” (Pésaj = pascua) el campamento de los hebreos para no consumirlos, hoy la misericordia que hemos recibido a través de Jesús nos cubre y ha salvado nuestras vidas.
Es por este hermoso sacrificio que nos ha traído vida que los cristianos podemos cumplir el llamado a ser diferentes del mundo y a reflejar la santidad de Dios en todo lo que somos y hacemos. La pascua no es simplemente un tiempo en familia para nosotros, es un recordatorio del amor y sacrificio de Cristo.
En conclusión, es bueno disfrutar las vacaciones y no hay nada de malo en contra de comer chocolates, pero la Pascua es mucho más que eso, es un momento para conmemorar a Jesús y elegir vivir para su gloria por quién es Él y lo que ha hecho en favor nuestro.
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