La Trinidad, como doctrina fundamental del cristianismo, ha sido motivo de estudio a lo largo del desarrollo teológico. Desde las argumentaciones más profundas hasta la ilustración de los tres estados del agua, son el intento por buscar entender al Dios trino.
Mismo que se revela y se interpreta como un solo Dios en tres personas desde el «hagamos» del Génesis hasta la adoración celestial de Apocalipsis 4–5. A lo largo y ancho de la Escritura vemos los planes del Padre, la obra del Hijo y el ministerio del Espíritu Santo. Sin embargo, seguimos –y seguiremos– hasta que el cielo nos alcance buscando explicarnos ¿cómo es posible la Trinidad: un solo Dios en tres personas?
Esta es una disertación del siglo XIX:
El interés que el cristiano siente por esta doctrina es de carácter práctico más que especulativo; es decir, no le preocupa tanto el hecho de que en la Divinidad haya una Trinidad de Personas, como los oficios que las tres Personas desempeñan en la obra de la redención. La constitución interna de la naturaleza divina puede ser, y debe ser si la Escritura la revela, un tema de contemplación sagrada; pero si termina en sí misma como una cuestión de filosofía, o incluso si ocupa el primer plano en nuestras discusiones, hasta el olvido de su importancia práctica en el plan divino de salvación, pierde proporcionalmente su carácter cristiano. El objeto inmediato de la fe del cristiano no es la Trinidad ontológica, o las relaciones de la primera, segunda y tercera Personas entre sí, sino la Trinidad de la redención, el Padre que creó, el Hijo que redimió y el Espíritu Santo que nos santifica… Defender e ilustrar esta doctrina fue el principal objetivo de los grandes escritores y de los concilios de la Iglesia durante varios siglos después de la era apostólica; y el resultado se ve en las declaraciones de los credos ecuménicos.
E. A. Litton, Introducción a la Teología Dogmática: Sobre la base de los XXXIX artículos de la Iglesia de Inglaterra, Suite de Teología (Bellingham, WA: Editorial Tesoro Bíblico, 2023).
Esta, una del siglo XXI:
El interés de la teología cristiana por la relación entre la Biblia y la Trinidad se deriva de su implicación mutua dentro de la confesión cristiana. Cuando la teología cristiana dirige su atención a la relación entre la Biblia y la Trinidad, se enfrenta a una serie de cuestiones importantes. Está la cuestión fundamental de si la Trinidad está realmente en la Biblia, una cuestión discutida desde el surgimiento de la crítica bíblica moderna y que sigue vigente hoy en día. También está la cuestión de qué tipo de Trinidad hay en la Biblia. La reciente controversia evangélica en torno a la Trinidad revela que el acuerdo sobre la primera cuestión no garantiza el acuerdo sobre la segunda. Por último, está la cuestión de cómo aparece la Trinidad en la Biblia. ¿Cómo nos enseña el Dios Trino a confesar su santo nombre en y a través de los escritos de la Sagrada Escritura? Abordar la pregunta “cómo”, sugiero, nos prepara mejor para abordar las preguntas “si” y “qué”. De hecho, la controversia de los últimos días indica que los errores relativos a la cuestión de qué tipo de Trinidad hay en la Biblia están intrínsecamente relacionados con los errores relativos a la cuestión de cómo está la Trinidad en la Biblia.
Scott R. Swain, La Trinidad y la Biblia: Una interpretación teológica (Bellingham, WA: Editorial Tesoro Bíblico, 2023).
¿Interesante, verdad? En Logos estamos para impulsar tu entendimiento teológico. Descubre más sobre la doctrina de la Trinidad con nuestra Suite de Teología. Sea que busques claridad o profundidad, nuestros recursos están diseñados para enriquecer tu perspectiva. ¡Únete a Logos Español en este viaje de conocimiento a través de la Suite de Teología!
Leave a Reply