
La Biblia protestante tiene 66 libros: 39 libros del Antiguo Testamento y 27 libros del Nuevo Testamento. Por otro lado, la Biblia católico-romana tiene 73 libros: 46 de Antiguo Testamento (que incluyen los denominados deuterocanónicos) y los mismos 27 libros del Nuevo Testamento. ¿Alguna vez te has preguntado cuál es la razón de que esto sea así? ¿Acaso ésta fue una decisión arbitraria de la Iglesia de Cristo? ¿Quién tiene la cantidad de libros correctos? Si bien todas estas preguntas son sumamente interesantes e importantes, en un espacio tan corto no será posible contestarlas todas. Sin embargo, permítaseme ensayar una respuesta parcial que ayudará un poco.
Antecedentes y Evidencias
Cuando los judíos de la Diáspora empezaron a dejar de hablar el idioma de sus padres, se decidió llevar a cabo la traducción de las Escrituras hebreas (idénticas al A.T. protestante) del idioma hebreo (y algo de arameo) al griego, la cual se convirtió en la Septuaginta (LXX) o versión de los setenta. De ahí que, durante el tiempo de Jesús y los apóstoles, la versión que se utilizaba era la LXX. No obstante, cuando se hizo la traducción, se incluyeron algunos otros escritos que los judíos habían llegado a apreciar durante la Diáspora. Por consiguiente, la LXX incluía a esos escritos, lo cual llevó a múltiples debates al respecto: Ediberto López nos informa con detalle sobre esta situación:
La disputa sobre el uso del Antiguo Testamento entre cristianos del segundo siglo en adelante tuvo variados elementos. A pesar de que en las tradiciones más antiguas del cristianismo originario (los escritos del Nuevo Testamento) se aludía constantemente a la Septuaginta y a la Biblia hebrea como Escrituras, hubo cristianos en el segundo siglo que negaron la autoridad de las Escrituras hebreas para los cristianos. Marción de Bitinia alegó que no había continuidad entre las tradiciones sagradas de Israel y el cristianismo. Marción era de la opinión que en el evangelio se revelaba un Dios distinto al Dios del Antiguo Testamento. Esta opinión sobre el Antiguo Testamento fue rechazada por la Iglesia, entre otras cosas, porque las tradiciones más antiguas del cristianismo se entendían a sí mismas como hijas de la Biblia hebrea y la Septuaginta. Cuando en 2 de Timoteo 3:15 se señala que «toda Escritura es inspirada por Dios» se refiere esencialmente a la Septuaginta y a la Biblia hebrea. Cuando esto se escribió todavía no circulaban las cartas de Pablo, los evangelios, ni los demás documentos del Nuevo Testamento.[1]
Después de esto, hubo diversas controversias sobre la autoridad de los escritos llamados deuterocanónicos. San Jerónimo, el traductor de la Vulgata latina, señalaba que los estos libros no eran autoritativos ni inspirados, pero eran útiles para enseñar. San Agustín, en cambio, argumentaba a favor de la Septuaginta entera (incluyendo los deuterocanónicos). En el Concilio de Cartago se aceptó la postura de San Agustín. Por otro lado, en el siglo XII, Hugo de San Victor, como dice López, “señaló que estos libros adicionales de la Septuaginta «se leen en la iglesia pero no se inscriben en el cuerpo del texto o en el canon de libros con autoridad» (De los sacramentos I, 7).[2]” Más tarde, Lutero y Johann Mair von Eck tuvieron una discusión al respecto:
Esta discusión se sacó a relucir nuevamente en la Reforma protestante en el siglo XVI. En un debate entre Lutero y Johann Maier von Eck, Lutero fue desafiado a aceptar la intercesión por los muertos conforme a 2 de Macabeos 12:40 donde dice: «Esta fue la razón por la cual Judas ofreció este sacrificio por los muertos; para que fueran perdonados de su pecado». Lutero alegó que Jerónimo había señalado una norma en la que estos libros adicionales de la LXX no debían utilizarse para establecer autoridad en dogmas eclesiásticos. En 1534, Lutero publicó su versión de la Biblia al alemán. En esta traducción, publicó los siete libros como una sección aparte en el Antiguo Testamento. Añadió que esos libros no había que considerarlos igual a las santas Escrituras, pero que eran útiles y buenos para leerlos. En el caso de la versión más difundida de la Biblia entre los protestantes, la Versión Reina Valera, es importante notar que fue publicada originalmente con los siete libros adicionales de la LXX.[3]
La controversia siguió por varios años, hasta que, en el siglo, XIX se eliminaron los libros deuterocanónicos de las Biblias protestantes, aunque es importante señalar que la Biblia del Oso (el texto original de la Reina Valera) fue publicado incluyendo los deuterocanónicos. No obstante, recientemente, esta situación ha sido mejor entendida por ambos lados de la cuestión. Dice López lo siguiente:
Recientemente, las Sociedades Bíblicas Unidas han publicado una versión de la Biblia con el Antiguo Testamento común a católicos y protestantes. En esa versión, los libros tomados de la Septuaginta, y aceptados por católicos y orientales, pero no por protestantes, aparecen en un apéndice con el nombre de «deuterocanónicos», esto es, admitidos en el Antiguo Testamento en un segundo proceso canónico. En un tiempo de mayor tolerancia entre los cristianos, luego del Segundo Concilio del Vaticano, se hizo posible una publicación en que tanto católicos como protestantes tuviéramos bajo una carpeta los dos cánones del Antiguo Testamento que habíamos debatido por muchos siglos.[1]
Aplicación
En todo caso, es de suma importancia que estemos, como líderes de la Iglesia, capacitados para entender estos asuntos de tanta vigencia.
Le animamos a considerar la Colección Conozca su Biblia (25 vol.), para que, de esta forma, usted pueda adentrarse más no sólo a cómo se formó la Biblia en general, y la historia de la Biblia en español en particular, sino que, también podrá usted adentrarse al estudio más profundo de las Escrituras con distintos comentarios bíblicos de algunos estudiosos que han dedicado una buena parte de su vida a estudiar estos temas, para el beneficio de la Iglesia universal de Jesucristo. Que el Señor nos ayude a capacitarnos para extender su reino. Amén.
[1] Ediberto López, Cómo se formó la Biblia, Conozca su Biblia (Minneapolis, MN: Augsburg Fortress, 2006), 53.
[1] Ediberto López, Cómo se formó la Biblia, Conozca su Biblia (Minneapolis, MN: Augsburg Fortress, 2006), 49.
[2] Ediberto López, Cómo se formó la Biblia, Conozca su Biblia (Minneapolis, MN: Augsburg Fortress, 2006), 51.
[3] Ediberto López, Cómo se formó la Biblia, Conozca su Biblia (Minneapolis, MN: Augsburg Fortress, 2006), 51–52.
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