
La prioridad de la predicación demanda que esta no se tome como una mera tarea en la lista de responsabilidades pastorales, sino se reciba como lo que es: un excelente llamado a cumplir con excelencia. Esto toma:
Tener un destino bien definido
La destinación de la predicación debe ser el corazón de la congregación. La predicación no es una conferencia para le mente, o un medio para inducir efervescencia emotiva en la congregación. La predicación debe tener por blanco el corazón. Solo de esta manera podrá la congregación tener una experiencia existencial de un encuentro con Dios.
Tener un pastor bien preparado
Hoy en día, algunos pastores han abandonado el modelo espiritual de la iglesia por el modelo comercial. Se trata más del espectáculo evangélico, que la predicación fiel. Es más importante el número de miembros que la calidad espiritual de los mismos.
Aún aquellos pastores que siguen creyendo que su papel principal es el de la exposición de la Palabra de Dios manifiestan una falta de preparación espiritual. Al pesar en la balanza cuánto dedican al estudio de la Palabra y cuanto a la oración existe una notoria desproporción. El hecho es que la predicación es una actividad espiritual, que requiere al Espíritu que únicamente puede llamarse e implementarse mediante la oración.
Tener un contenido completo
La Misión es todo el consejo de Dios, o mejor dicho, enseñar la cosmología completa de la Biblia. La Biblia es en realidad el enfoque divino de la historia universal. La misión del predicador es inculcar al creyente esa historia para que conozca la verdad universal que gobierna al mundo, la relacione a cada aspecto de su vida y se vuelva la perspectiva con la que ve al mundo contemporáneo.
En su libro “Predicar con excelencia” Greg Bartholomew dice:
Captar las Escrituras en su unidad y ser captado por ella realmente es de gran importancia para nuestros días. El teólogo escocés James Orr (1844–1913) y el polímata holandés Abraham Kuyper (1837–1920) se dieron cuenta simultáneamente de que la modernidad opera desde una visión unificada para toda la vida a la que sólo podría responder una cosmovisión cristiana igualmente unificada. Tal visión del mundo necesita ser autorizada por una visión unificada de la Biblia, y una lectura narrativa de la Biblia en su conjunto es un recurso indispensable en este sentido.
Greg Bartholomew
Pero al examinar las listas de sermones de años de predicación de muchos pastores, se encuentran porciones escogidas al azar, texto individuales aislados a manera de Proverbios independientes – auto-contenidos, sin relación a la verdad universal que gobierna todo. Así los creyentes más que conocer la Biblia, conocen fragmentos de la Biblia.
Pero ¿Cómo predicar esa cosmovisión?, ¿Qué es lo que esto toma?, ¿Qué programa de predicación debo adoptar para realmente predicar la verdad universal?.
La metanarrativa que sostiene y gobierna todo el consejo de Dios.
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