Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho…
Todo ser humano tiene problemas y distintas dificultades a lo largo del camino. La vida es así. Y, dado que el cristiano es humano, el cristiano va a tener problemas y vicisitudes de distintas índoles. Cuando esto pasa, Dios nos dice que oremos. No obstante, es bastante natural preguntarse si la oración verdaderamente “funciona.” Para esto, es necesario entender a qué nos referimos cuando decimos que funciona. A mi parecer, hay dos cosas que podemos entender por “funcionar.”
En primer lugar, es probable que cuando hablamos de “funcionar,” nos referimos a que nuestras peticiones serán contestadas por el Señor. En este sentido, la Biblia es clara en que, en muchas ocasiones, Dios nos da lo que necesitamos a la hora en la que lo necesitamos. El Señor nos dice que pidamos y que se nos dará (Mat. 7:7). Por eso, damos constantemente las gracias a Dios por su provisión y su cuidado de nosotros.
En segundo lugar, hay ocasiones en las que pedimos constantemente, y Dios no nos responde inmediatamente. Y, aunque es ocasiones puede ser que estemos pidiendo mal (Santiago 4:3). En estos casos, parece que ya no hay salida, y nos desanimamos mucho, pues creemos que Dios no está con nosotros. Pero, el problema no es que Dios no está con nosotros, sino que tenemos una idea errónea de lo que constituye ser cristiano. La Biblia menciona que vamos a tener pruebas constantes (Santiago 1:2-3), y tenemos que estar preparados. En mi opinión, nosotros como cristianos nos desanimamos, y luego nos desanimamos de que nos desanimamos, puesto que no estábamos esperando desanimarnos jamás. En este sentido, nos desanimamos dos veces.
Santiago 5:17 menciona que Elías también tenía desánimos como nosotros, y no le parecía a Elías que Dios estuviera con él siempre. Llegó un punto en la vida de Elías en el que parecía que Dios no respondería sus oraciones. No obstante, Dios seguía con él, y cuando llegó la hora, oró y Dios le escuchó (Santiago 5:17-18).
Entonces, uno puede preguntar, ¿Acaso no es el mismo tipo de “función”? No me parece que así sea. Creo que en muchas ocasiones Dios nos exhorta a orar por el simple hecho de permanecer en comunión con Él. Dios quiere, creo yo, que aprendamos a depender de él en la medida en la que oramos. Dios no es un genio de una lámpara. Tampoco me parece que sea Él el que está a nuestra merced. Más bien, creo firmemente que Dios nos da el regalo de la oración para obtener una comunión con Él. Encuentro que, en la comunión misma de Dios, puedo encontrar muchas respuestas a mis anhelos más profundos.
¡DESCARGA UN LIBRO GRATUITO
ACERCA DE LA ORACIÓN!
En LOGOS queremos apoyarte a fortalecer este tema, de manera que puedas encontrar una gran riqueza en la oración así como lo hizo Elías:
Leave a Reply