Cuando se trata de finanzas y administración, el cristiano promedio tiene un cliché bastante marcado. En general, se tiende a tener a mal el tener dinero, propiedades o riquezas. En muchas ocasiones tal vez resuenen en nuestros oídos las palabras de Jesús: “Más fácil es pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios.”[1] Si bien no podemos tomar a la ligera estas palabras, sí tenemos que entender correctamente el contexto en el que estaba hablando Jesús. En este contexto, se está hablando de la salvación y de cómo el rico no quiso abdicar a sus riquezas para seguir a Cristo. Dios no está en contra de las riquezas. Abraham, Jacob, Job, David, y un sinnúmero de siervos de Dios tuvieron muchos bienes, y no parece haber indicación bíblica de que el Señor les tuviera en menos en virtud de las riquezas. Más bien, tenemos que entender esta afirmación de Jesucristo en el contexto de que uno sólo puede servir a Dios o a las riquezas (Mat. 6:24). Se puede amar a Dios y ser rico, y se puede amar a las riquezas y no amar a Dios. Pero, no se puede amar a ambos. Nuestra seguridad debe encontrarse en el Señor. Por ende, tenemos que aprender a administrar a las riquezas de tal modo que se glorifique a Dios con ellas.
En este sentido, la iglesia debe poder administrar los recursos que Dios le ha dado. Desafortunadamente, en muchas ocasiones los pastores no están preparados para llevar a cabo el papel de administración y finanzas que la vocación pastoral requieres. Joseph, Randy y René lo ponen en los siguientes términos:
Muchos llegan a ser pastores debido al llamado de Dios en sus vidas. El deseo de ellos es predicar la Palabra pero no están preparados para la administración y las responsabilidades de negocios que acompañan al llamado. Después de unos pocos meses, los pastores pueden ser confrontados con tareas administrativas y de supervisión que resultan ajenas a un estudiante de Biblia y teología. Los pastores que no han recibido adiestramiento formal o informal en estas áreas especializadas de administración pueden desorientarse y desanimarse.[2]
Se puede apreciar la percepción que se tiene de los pastores en general. Si bien es cierto que hay pastores que tienen una excelente administración y finanzas, también es verdad que algunos líderes en las iglesias no son tan buenos para llevar a cabo estas tareas tan importantes. Sin embargo, Dios nos dice que tenemos que ser administradores (Gen 1:28). Por ende, tenemos que prepararnos no sólo en teología y Biblia, sino también en cuestiones administrativas y financieras.
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[1] Reina Valera Revisada (1960). (1998). (Mr 10.25). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.
[2] Kilpatrick, J. W., & Hedlun, R. J. (2009). Administración de la iglesia, finanzas y ley (Libro de texto de estudio independiente). (R. Arancibia, Ed., D. Gómez, Trad.) (pp. 27–28). Springfield, MO: Global University.
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