
De entre los escritores, aquellos que escriben los comentarios bíblicos requieren de muchas vitaminas debido a la exigencia y profundidad de análisis e investigación que se requiere para producir un comentario hercúleo por la magnitud de su creación y contenido. En estos niveles hablamos de un comentario en toda la extensión de la palabra como lo es el Comentario Exegético Evangélico, que expone aun las connotaciones más sutiles del texto sagrado.
Para darnos una idea, la bibliografía del tomo de Cantar de los Cantares supera a la de la prestigiosa Teología Sistemática de Wayne Grudem. Y mientras que la bibliografía de dicha teología abarca un amplio panorama temático, la del comentario de Cantares se concentra solo en la reconstrucción de las circunstancias que envolvieron este poema inspirado y en su correcta interpretación, por ejemplo, la profundidad del detalle presentado para demostrar la autoría de Salomón.
Dado que a los escépticos no les basta la afirmación de la primera línea del Cantar: “Cantar de los cantares, el cual es de Salomón” (1:1), el comentarista trabaja en desenterrar del texto el opulento inventario de la escenografía en el que se plasma el Cantar; piezas de fina orfebrería: “Zarcillos de oro te haremos, tachonados de plata” (1:11); finos aromas: mirra, incienso y polvos aromáticos (1:13; 3:6); especias y no cualquiera: “… las más finas especias” (4:14). Y no olvidemos el “nardo” (4:13-14), componente del costoso perfume con el que el Señor fue ungido por María y cuyo alto costo Judas protestó como un desperdicio, que pudo haberse utilizado mejor para los pobres; materiales preciosos: oro (5:11), plata, (8:11-12), topacio y zafiros (5:14), marfíl (5:14), marmol (5:15). Materiales para los que no solamente se requiere una vasta fortuna, sino además un enjambre de rutas y acceso a lugares remotos para su transporte, porque eran de importación.
Es precisamente la geografía descrita parte de la gran evidencia de la autoría de Salomón. Las tiendas de Cesar (1:5), las viñas de En-gadi (1:14), Galaad, la cumbre del Amana (4:8), la viña de Baal-hamón (8:11), la puerta de Bat-rabim (7:4) son todos lugares ubicados dentro de las fronteras del reino de Salomón y a las que tanto él como su amada tendrían acceso.
Pero más interesante que todo esto, es todavía más la identificación de la Sulamita. La bella protagonista es la niña del corazón de Salomón en este poema. ¿Pudiera ser este término un derivado de “Sunamita”, la joven hermosa que le fue traída al rey David en su vejez para mantenerlo cálido? Si bien el comentarista desmiente la posibilidad de que se trate de la misma mujer, no obstante alude a la posibilidad de que dentro del séquito de mujeres bellas traídas a Jerusalén para seleccionar la de David, se encontrará la morena a quien Salomón dedicó este poema.
Este blog es tan solo una mirada por la ranura del estudio profundo presentado en el Comentario Exegético Evangélico: un comentario en serie y en serio. Para quienes les apasiona estudiar las Escrituras con esmero, este comentario es una de las herramientas indispensables a poseer en tu colección digital. Por ahora, están ya 11 volúmenes disponibles, y cada año sumaremos más hasta cubrir todas las Escrituras.
El Comentario Exegético Evangélico es una de las obras por las que estamos orgullosos de contribuir y servir a la comunidad hispana con lo mejor de lo mejor. Encuéntralo aquí.
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