
Cuando llegamos a los relatos de la resurrección encontramos el corazón del mensaje cristiano. El Jesús histórico, el maestro y predicador de la Galilea, cobra dimensión nueva. Las interpretaciones teológicas abundan, las reflexiones espirituales aumentan, y la creatividad literaria llega a su expresión máxima. Y como los episodios que se incluyen en torno al evento de la resurrección de Cristo transmiten valores éticos, enseñanzas espirituales y principios morales de tan grande significación e importancia, debemos proceder con gran cautela metodológica y con sobriedad exegética.
–Samuel Pagán
¿Alguna vez te has preguntado qué sería poder vivir en el tiempo de David, Pablo o incluso el mismísimo Señor Jesucristo? ¿Qué sería conocerlos en persona? Por supuesto que podríamos argumentar que, por lo menos, al Señor Jesucristo lo conocemos cada día más en nuestros devocionales y oraciones.
Ahora bien, el modo de conocerlo por antonomasia es a través de las Escrituras mismas que hablan a viva voz sobre el carácter, bondad, sabiduría y genialidad de nuestro Señor Jesucristo. No obstante, en muchas ocasiones, nos olvidamos de que Jesucristo, como una buena parte de los personajes bíblicos, fue un personaje histórico, de carne y hueso, que vivió como uno de nosotros, sintió hambre como nosotros, sintió sed como nosotros, se cansó como nosotros, sufría como nosotros y reía como nosotros (Fil 2:6-8). Lo mismo ocurre con David y Pablo. Tal vez, algunas veces, podemos “espiritualizar” tanto a los personajes de las Sagradas Escrituras que nos olvidamos de que vivieron en carne propia muchas de nuestras batallas.
Por las razones expuestas anteriormente, entre otras, es vital poder estudiar con detenimiento las grandes historias de los personajes de la Biblia, a la luz del material biográfico recopilado por grandes maestros de la fe, pues nos dan aliento y fortaleza en tiempos de dificultad; nos dan luz y testimonio de qué hacer durante las pruebas; nos da paz de ver la providencia de Dios en la vida de sus hijos; y nos dan esperanza de que Dios siempre cumple sus promesas por amor de su Palabra, y nos santifica además en la misma, pues su palabra es Verdad (Jn 17:17).
Por ende, a todo cristiano interesado en comprender más profundamente la verdad reflejada en la vida de sus siervos, y que busque sabiduría a través del ejemplo de los grandes hombres que nos precedieron, yo recomendaría vehementemente estudiar las biografías de estos grandes personajes.
Un excelente recurso para hacer esto de forma seria y sistemática
La Colección biografías bíblicas CLIE (3 vols.), la cual es una exposición extremadamente interesante y bien documentada de la vida del rey David, el apóstol Pablo y el Señor Jesucristo, realizada por dos teólogos y eruditos bíblicos del más alto calibre: Samuel Pagán y F.F. Bruce. A través de cada uno de estos tomos podrás entender mucho más profusamente el contexto histórico, social, cultural y religioso que envolvía a cada uno de estos grandes de la fe cristiana:
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