
Por tanto, sean perfectos, así como su Padre celestial es perfecto.
– Mateo 5:48
Con estas palabras, Jesús ha concluido con una sección tan importante y especial acerca de las proyecciones de cómo será el reino de Dios establecido entre los hombres y la forma en cómo vivirán las personas que estén dentro de esta nueva sociedad.
Hace mucho eco en mi mente, una de las conclusiones que podemos mirar comparando el reino judío que se había establecido, y el reino que Jesucristo está predicando: Muchos judíos se conformaban con una justicia y devoción externa para entrar en el reino de Dios, mientras Jesús habla acerca de una justicia y devoción que nace y brota del corazón, convirtiéndose en acciones que se asocian con el reino de Dios, pues al parecer, no basta con que hagan alguna que otra obra buena obra, como con aquel ejemplo: Solo puede dar buenos frutos el árbol sano. Por lo tanto, solo puede agradar a Dios un corazón COMPLETAMENTE renovado que da frutos dede su interior.
Jesús muestra a sus discípulos con su última conclusión, que alcanzar el reino conlleva otro tipo de corazón y camino, un camino en donde se tienen que dar todos los pasos de fe y no solo aquellos pasos que quieran dar, pues la palabra perfección, más que denotar un tema de no errar, denota un tema de estar completos íntegramente.
Nosotros
Por otra parte, pensando en el sentir de Cristo al llevar a sus discípulos hasta aquel monte y mirar la necesidad de las multitudes, muy probablemente Jesús buscaba transmitir aquella visión de trabajar por las almas perdidas. Como seguidores de Cristo en nuestra actualidad, considero que las palabras de Jesús siguen vigentes tal y como fueron radicales con los discípulos, pero una de las áreas, en las que quizá muchos no hemos dado un paso como discípulos, es en invertir en el reino como los discípulos dieron su vida a las multitudes en su respectivo tiempo.
Podemos mirar hacia atrás y ver como los discípulos fueron mártires y siervos (esclavos) que entregaron tantas áreas de su vida para el servicio de Dios buscando bendecir a las personas. Este ministerio y llamado sigue vigente para las ministros de hoy en día, pues es necesario trabajar con las almas e invertir en ellas.
Una necesidad que existe hoy en día es la capacitación para el estudio bíblico, pues así como los discípulos mudaron de empleo (literalmente) y dedicaron de su vida para prepararse hacia el ministerio (Sin importar qué área ministerial desarrollarán) por la gracia que Cristo derramó en sus corazones, en nosotros también deben brotar dos cosas: 1. los frutos de la renovación de nuestro corazón y 2. El sentir compasión y amor por las multitudes.
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