1Ahora, así dice Jehová, Creador tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh Israel: No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú. 2Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti. 3Porque yo Jehová, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador; a Egipto he dado por tu rescate, a Etiopía y a Seba por ti. 4Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable, y yo te amé; daré, pues, hombres por ti, y naciones por tu vida. 5No temas, porque yo estoy contigo; del oriente traeré tu generación, y del occidente te recogeré. 6Diré al norte: Da acá; y al sur: No detengas; trae de lejos mis hijos, y mis hijas de los confines de la tierra, 7todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice. [1]
El año pasado fue un año lleno de expectativas, esperanzas, sueños, éxitos, alegrías e incluso llantos. También es importante notar que en repetidas ocasiones caímos. Sin embargo, a pesar de que todas las situaciones, tanto buenas como malas, Dios estuvo ahí, a lo largo del año. Cuando vivimos en problemas, Dios estuvo ahí. Cuando no sabíamos a dónde ir o qué hacer, Dios estuvo ahí. Aunque nuestra esperanza se deterioró en algún momento, Dios estuvo ahí. Aunque tuvimos temor, Dios estuvo ahí. A pesar de nuestras infidelidades y de nosotros mismos, Dios estuvo ahí. Así, cuando nos damos cuenta de la manera en la que Dios nos ha respaldado, a pesar de todo lo que hacemos, me parece que no nos queda otra cosa que podamos hacer sino alabarle y agradecerle por su fidelidad, a pesar de nuestra infidelidad.
Personalmente, a lo largo de todo el año pasado vi sufrimiento y desilusiones, ira y engaño, y en ocasiones desesperanza. Cuando veo la desesperanza, me parece que es la peor situación de todas. No importa cuánto yo sufra, me enoje, me preocupe o me lastime. Si tengo esperanza, puedo continuar. Si pierdo la esperanza, es el fin. De acuerdo con la Organización Mundial de Salud, en el 2015, se estima que hubo más de 788,000 suicidios en el año.[1] Se nos dice que cada 40 segundos una persona se quita la vida.[2] Estas cifras, si bien son bastante alarmantes, hacen que nos preguntemos, “¿Por qué?”.
Aunque es cierto que constantemente caemos y nos volvemos a levantar, el que esté Dios con nosotros diciendo que no temamos es algo invaluable, y la fuente de toda esperanza. Él nos ha creado con un propósito que va más allá de nuestro entendimiento. Sin embargo, en muchas ocasiones, me enfoco tanto en mis propios asuntos a tal modo que olvido que hay más personas, que estás sufriendo, y que están buscando a Dios. Creo que este año Dios ha sido bueno; creo que me he enfocado bastante en mí. Pero, creo que no es un mal año para enfocarme en Él, y en su plan para mí aquí en la Tierra. Pero ¿cuál es mi propósito en la Tierra?
El filósofo Albert Camus dijo en El Mito de Sísifo que el único verdadero problema de la filosofía es el del suicidio. Él decía que somos criaturas bastante interesantes, puesto que a pesar de que vivimos, según él, en un universo sin sentido, los seres humanos anhelamos el sentido día y noche. Esa es la razón por la que él denomina el dilema humano como absurdo. El que queramos, como seres humanos, un propósito por el cual vivir y un sentido de vida es parte importantísima de nuestra naturaleza humana. Sin embargo, San Agustín nos dijo ya hace tiempo cuál es la solución a esta situación. Él dijo, “Porque nos [creaste] para Vos, y está inquieto nuestro corazón, hasta que descanse en Vos.”[3]
Si el hombre no se encuentra con su Creador, se verá envuelto en un problema horrible. Si no entiendo mi significado y mi pecado, y lo que Dios ha hecho por mí, estoy destinado a la desesperanza. Gracias doy al Señor, porque le conozco. Sin embargo, esto me hace recordar que Dios nos ha llamada a llevar las buenas nuevas, y cómo lo harán si no les predicamos. Como dice Romanos,
14¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? 15¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas![4]
Este año deberíamos trabajar más duro para poderle llevar las buenas nuevas a aquel que ha perdido la esperanza. A aquél que no ha comprendido que Dios le ha dando un propósito más allá de sí mismo, a aquél que sufre de ansiedad existencial, y que no encuentra la paz que sólo Jesucristo puede dar. Estamos llamados todos a prepararnos para compartir las buenas nuevas. Y Logos nos da muchísimas herramientas para hacer eso: https://www.logos.com/es/ofertas-del-mes. Que el propósito de este año sea ayudar a otros a encontrar a Jesucristo, porque, como dice el himno: “Porque tu vives, no temo el mañana…porque tú vives, seguro estoy…porque yo sé que el futuro es tuyo, y que la vida vale porque Él vive hoy”.
[1] Reina Valera Revisada (1960). (1998). (Is 43.1–7). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.
[2] http://www.who.int/gho/mental_health/suicide_rates/en/
[3] http://chequeado.com/el-explicador/suicidios-cual-es-la-tasa-por-pais/
[4] Agustín de Hipona. (1849). Confesiones de S Agustín. (E. Zeballos, Trad.) (Vol. VIII, p. 18). Barcelona: H. de la V. Pial.
[5] Reina Valera Revisada (1960). (1998). (Ro 10.14–15). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.
Leave a Reply