No es un secreto que ser pastor es difícil. Tus sermones pueden llevar hasta 30 horas o más de trabajo por semana. Algunas personas pretenden que estés constantemente disponible. A menudo eres expuesto a los peores momentos y más oscuros secretos de gente por la que te preocupas. No tienes hora fija para terminar tu trabajo. Y es muy fácil caer presa del sentimiento de que siempre hay más que sacrificar por la gente a la que sirves.
Aun así, las estadísticas sugieren que la gran mayoría de pastores aman su trabajo.
A pesar de esa pasión, la acumulación de estrés y su impacto negativo en la salud lleva a algunos pastores a dejar su llamado. Si quieres liderar tu iglesia por tanto tiempo como puedas, tienes que cuidar de ti mismo.
Hace varios años, el New York Times observó que “los líderes de iglesia sufren de obesidad, hipertensión y depresión en un porcentaje mayor que la mayoría de Estadounidenses. En la última década, su uso de antidepresivos ha subido, mientras que su esperanza de vida ha caído”.
¿La solución propuesta por expertos en salud y por líderes religiosos? Es el Descanso.
No puedo hacer que tengas un sabático con un solo chasquido de dedos, pero si tú o un pastor que conoces estáis en proceso de quemaros, aquí hay algunas cosas que puedes hacer para convertir el “descanso regular” en realidad:
1. Encuentra un grupo pequeño donde no tengas que liderar
Acudo a un grupo pequeño con un pastor que trabaja en una iglesia que no es la mía. A lo largo de la semana, él invierte todo lo que puede en sus relaciones con los jóvenes a los que sirve. A nuestro grupo pequeño, tan solo tiene que venir con su familia y disfrutar de la compañía de sus hermanos y hermanas en Cristo.
No tiene que preparar nada. No tiene que enseñar nada. Puede escoger compartir lo que está en su corazón y lo que Dios le ha estado enseñando… o tan solo escuchar.
¿Cuántas relaciones en tu vida requieren que sacrifiques algo? Sabiduría, compasión, gracia y empatía son poderosos dones que los pastores tratan de aplicar a cada relación (sin importar si es con reciprocidad). Dios tiene un suministro infinito de esas bendiciones y una infinita capacidad para darlos, pero tú no…
Darte completamente por el cuerpo sin dejar que el cuerpo de Cristo se dé completamente por ti es como ser un corazón que solo tiene arterias. Antes o temprano, te vas a desangrar.
No estoy sugiriendo que haya una proporción mágica entre lo que inviertes en relaciones y lo que recibes de relaciones. Quizá para ti, añadir descanso a tu día a día significa disfrutar tiempo con otros pastores locales, o algún amigo. No deberías sentirlo como “una tarea más a hacer durante la semana”.
De la manera en que prefieras, intenta apartar tiempo para relaciones que te permitan tan solo ser tú mismo. Relaciones que te llenen y te preparen para darte a ti mismo de nuevo.
2. Crea límites saludables
Un pastor que conozco se sentía constantemente exprimido. Los miembros de su congregación estaban encantados de poder acudir a él con cualquier cosa, en cualquier momento. A él le encantó también… durante un tiempo. Esa era exactamente la razón por la que quiso ser pastor: ama desarrollar a líderes, edificar a personas y servir a su congregación. Pero como muchos pastores ya saben demasiado bien, este rol no cabe dentro de un horario de 9 a 5. Cuando estás demasiado disponible, el margen para descansar es cada vez menor.
Si no fijaba unos límites, ese pastor se iba a quemar.
Una líder de jóvenes recientemente compartió que como esposa y profesora a tiempo completo, no podía tener mucha disponibilidad para las chicas que lideraba, y eso la hacía sentir mal. Invertir en relaciones y estar disponible para la gente que te necesita es importante, ¿pero cómo encontrar un balance entre el trabajo, tu vida personal y el ministerio sin ser aplastado por la carga?
Para ella, la solución fue estar disponible para cualquiera de sus chicas en un horario específico. En vez de intentar malabarismos para encajar en los horarios de ellas, les dejó claro que estaba siempre disponible en un horario específico, y que le gustaría pasar ese tiempo con ellas.
Para algunos, la solución podría ser estar menos disponible. Obviamente, la vida no encaja perfectamente en nuestros calendarios. Dios no está limitado por tus calendarios, itinerarios, o ideas preconcebidas sobre el ministerio. Pero antes o después, tu congregación tiene que aceptar que los pastores aún existen en la cuarta dimensión (tiempo), y están limitados por capacidades humanas.
Si no fijas límites saludables porque quieres maximizar tu impacto, piensa sobre lo que podría significar para tu trabajo en el futuro intentar exprimir un poco más de trabajo extra ahora. Si te quemas, se acabó. Estás acabado. Debes intentar encender un fuego que perdure, no fuegos artificiales.
3. Busca consejo regularmente
Los pastores están expuestos regularmente a los peores días, peores secretos, y peores errores de gente a la que aman.
Quizá no necesites siempre ayuda profesional para procesar lo que te está pasando, pero siempre deberías tener alguien (una persona o un grupo) que te acompañe en los momentos duros, al igual que tú lo haces con tu congregación. Los pastores pasan por un montón de situaciones difíciles, no empeores esos momentos al aislarte de quien puede ayudarte.
La gente tiene expectativas sobre la moralidad de los pastores que muchas veces sobrepasan la responsabilidad que fija Santiago 3:1. Alguna gente injustamente espera demasiado de las esposas, hijas y vidas los pastores (como si las familias de los pastores fueran de alguna manera sobrehumanas). Esto puede hacer a los pastores sentirse tan aislados que no piden ayuda cuando realmente la necesitan. Conflictos o tensiones familiares pueden quedar desatendidos o afrontados de manera inadecuada, creando problemas a largo plazo que solo empeorarán.
Buscar consejo no es admitir una derrota o mostrar debilidad, es un compromiso intencional de progresar como persona y como pastor.
4. Celebra con tu iglesia
Rutinas rígidas y círculos viciosos de sobre ocupación pueden acelerar el fuego que queme a un pastor. Cuando estás atrapado pensando sobre el ministerio en términos de Navidad, Pascua, bajón veraniego y vuelta a comenzar con el curso escolar, es fácil perder de vista las cosas positivas que ocurren en tu iglesia.
Rompe con tu calendario tomando el tiempo necesario para reconocer las cosas dignas de celebrar que suceden en tu congregación. Haz un esfuerzo intencional de celebrar y disfrutar de bautismos, del crecimiento de las familias, de estudiantes, de proyectos de servicio a la comunidad, de hitos de crecimiento espiritual, o de mostrar cuánto se aprecia a los voluntarios o al staff.
Los pastores son constantemente invitados a situaciones de crisis y se les pide que ayuden a gente que atraviesa momentos trágicos. Para que estén emocionalmente y espiritualmente sanos, las iglesias deben también realizar celebraciones conjuntamente con ellos.
5. Implanta un programa de voluntarios
Hay gente en tu iglesia esperando que les preguntes para poder compartir la carga. Quizá no saben cómo ayudar. Quizá todavía no han sido invitados a ayudar de la forma adecuada. Si el personal de tu iglesia está sobrecargado, y tu tiempo como pastor te trae más estrés y dolores de cabeza que gozo, podría ser el momento de rellenar tu grupo de voluntarios de la iglesia.
No necesitas ser un equipo de una sola persona. No fuiste diseñado para ser el cuerpo entero de Cristo. Quizá es tiempo de multiplicar, a través de edificar (o fortalecer) tu programa de voluntarios.
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Excelente muchas gracias algunas de las recomendaciones ya las estaba llevando a cabo y sinceramente dan buenos resultados me alegra que haya leido sobre esto.
Muchas gracias y bendiciones
Por favor mas de este material para pastores.