Leí en estos días un artículo titulado, “¿Por qué tanta de la predicación es tan pobre?” El autor de este artículo, Carl Trueman, observa el panorama de las iglesias norteamericanas, y concluye que la pobreza en la predicación no es patrimonio de las iglesias pequeñas, sino también de muchas de las exitosas mega-iglesias. La pobreza no está en la oratoria, sino en la falta de contenido espiritual, la suculenta comida bíblica que una congregación hambrienta necesita.
Me pregunto, ¿será lo mismo en nuestras iglesias? La predicación es fundamental para el cristianismo. La proclamación de la Palabra de Dios, dice Trueman, es uno de los medios primarios en que el cristiano se encuentra con Dios. Particularmente si creemos que “todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia…” (2 Pe. 1:3), conocer lo que nos ha sido dado es crucial para una vida victoriosa.
¿Qué razones hay para que la predicación moderna sea tan pobre? y ¿cómo puedo evitar esto en mi ministerio? Primero y principal, la predicación es un acto teológico. El predicador no tiene su contraparte en el discurso teatral, ni la conferencia académica, ni menos en el monólogo comediante. El predicador encuentra su par en el profeta antiguotestamentario, trayendo confrontación con la Palabra de Dios que explica la realidad y demanda una respuesta. En más de una ocasión he visto más aplausos a los chistes del predicador que a una profunda declaración que atraviesa el corazón.
El autor, Les Thompson, en su libro El arte de ilustrar sermones, escribe “Nos oponemos a los que descargan domingo tras domingo un chorro de palabras sin peso espiritual”.
Otro elemento que ha llevado a la pobreza en la predicación, de acuerdo a Trueman, es la relativización de la Palabra predicada y el aumento de énfasis en el aconsejamiento profesional. Dos consideraciones importantes aquí, por un lado en el mundo pos-moderno en que vivimos, la verdad es algo personal, y nadie debe decirle a otro qué está bien, y qué está mal, ni siquiera el pastor. Y por otro lado, muchos pastores se han acostumbrado a referir a los necesitados al consejero profesional, sea por falta de tiempo o de entrenamiento. Sin embargo, la Palabra de Dios apropiadamente predicada habla directamente a los problemas cotidianos de las personas. No hay nada nuevo debajo del sol, la Biblia tiene soluciones, y estas pueden ser proclamadas tanto en la predicación pública como personal.
Un tercer elemento contribuyente, es el deseo de imitar a los supuestos ‘exitosos’ predicadores. No está mal aprender de los buenos, pero cada predicador debe encontrar su propia voz. Junto con el entrenamiento y la capacitación, debe haber el reconocimiento que el llamado de Dios a predicar es personal, y Dios quiere usar al predicador y su personalidad única para la proclamación bíblica en su espacio. Buena oratoria es importante, pero más es un contenido sólido, bíblico, y penetrante que el Espíritu Santo use para redargüir corazones.
¿Cómo traer riqueza espiritual a su congregación? Permítame darle tres ideas concretas.
No hay sustitución para el tiempo de preparación, ni el pozo exploratorio. Logos le ayuda en ambos casos. Explorar las profundidades de las riquezas divinas, o en palabras del apóstol Pablo, “las inescrutables riquezas de Cristo”, se posibilita con el uso de la tecnología digital de Logos. El descubrimiento de significados, sentidos, intención original del autor, contextualización de ciertos principios se vuelve fácil y rápido.
Segundo, presentar una estructura sermónica clara es clave. Muchos predicadores asumen que porque ellos entienden lo que quieren decir, la congregación lo entenderá igual. Sin embargo, la persona sentada allí, no pasó las horas de estudio que usted pasó, es más trae un bagaje de conflictos y problemas de la semana que se mezclan con lo que usted está diciendo. Presentar una estructura, lógica, sencilla, clara, con frases bien armadas, ayudará a mantener el hilo de pensamiento. Aquí también Logos le ayuda con una buena cantidad de recursos con bosquejos bíblicos y temáticos. A mi me enseñaron: “Diles lo que les vas a decir; diles; y luego diles lo que les dijiste”.
Finalmente, aunque habría más para decir, algunos fallamos en saber que dejar afuera. Hemos estudiado mucho, hemos leído grandes autores, hemos descubierto preciosas verdades, tenemos gemas para compartir, y tan poco tiempo para decir todo. No le demos a la congregación a beber de una fuente hidráulica. Si es necesario dejemos material para un segundo sermón. Pensemos cuidadosamente que es lo más importante que nuestra congregación necesita este domingo, lo que requiere conocer bien a nuestro rebañó. Tengamos una puntería láser, en lugar de ametrallar con todo lo que tenemos.
El predicador tiene una gloriosa oportunidad, una formidable responsabilidad. Nada sustituye la unción espiritual, pero tampoco asumamos que la ‘unción’ sustituirá la preparación, oración, y cuidadoso escudriño de la santa Palabra de Dios, pues ella es la que “es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre/mujer de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”.
Querido hermano, la paz de JesusCristo le acompañe. Solo queria compartir algo hacerca de lo que escribo Al final. La uncion Espiritual es indespansable pero no lo es todo sino se tiene un buen y preparado sermon. Si nuestro Padre celestial y el Señor JesuCristo que es todo en todo nos bendigo con la uncion de su Santo Espiritu nada mas es necesario puesto que Jesus es sabiduria de Dios en el corazon de los que le obedecen y esa misma uncion es la que dara el sermon y ningun hombre en la tierra prodra nunca dar mejor sermon que el Espiritu Santo. Isaias 61. Jesus fue unjido con el Espiritu del Santo de Israel. Y le aseguro que el nunca se preparo para dar un sermon sino que decia lo que el Espiritu Santo le decia que dijiera. Cuidece mucho y procure ser lleno del Espiritu Santo y Vera que no nesecitara de nada mas.
Amen, Amen…. Llenarse de la Palabra de Dios es bien importante, SI fueras a hablar de mi debes de conocerme a mi, asi es con nuestro Salvador, SI vamos a predicar tenemos que invertir tiempo con nuestro Señor por medio de su Palabra y el Espiritu Santo. Dios te bendiga, Hno Felipe Flores.
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